TEtl pragmatismo político no pude ampararlo todo. La complaciente diplomacia española no puede maquillar al Régimen de Guinea Ecuatorial como si fuera un país democrático. Zapatero debería explicarnos cómo se come estar todo el día presumiendo de ser un campeón en la defensa de los Derechos Humanos mientras envía al ministro Moratinos a hacer de relaciones públicas de Teodoro Obiang Enguema , el dictador más veterano de Africa.

Treinta años lleva en el poder al que accedió tras el asesinato de su tío, Francisco Macías . Treinta años en los que miles de guineanos -bubis y fang- tuvieron que emprender la senda del exilio huyendo de la represión de los miembros del llamado ´clan de Mongomo´, el círculo de allegados al dictador que han convertido el país en un cortijo al que dicta sus leyes. Quienes se resisten acaban en la prisión de Black Beach, tenebroso lugar por el que han pasado políticos opositores como Plácido Micó o Severo Moto . Guinea era un país paupérrimo hasta hace una década, cuando se descubrió que tenía debajo un mar de petróleo.

Con la llegada de la Mobil Oil y otras compañías, empezaron a llegar los dólares al Palacio Presidencial de Malabo. Pero se quedan en las manos del dictador, de sus hijos y de sus allegados. El propio Obiang -con el descaro que dan tantos años de impunidad- reconocía hace apenas tres días en una rueda de prensa que si los beneficios del petróleo no llegaban a la población era porque -la cita es textual-:"Los guineanos tienen que acostumbrarse a sudar y un gobernante no debe hacer regalos a los holgazanes".

Nada dijo de los Masserati y los Rolls Royce que colecciona "Teodorín" , uno de sus hijos tristemente famoso por sus excesos de todo tipo. Tengo para mí que por muchos empresarios que se haya llevado para intentar abrir mercados, el Gobierno Zapatero no puede justificar este extraño viaje. La patética presencia de Manuel Fraga Iribarne -ministro de Franco al que en tiempos le correspondió dar fe de la independencia de la antigua colonia- no debería impedir a la oposición pedir la comparecencia del titular de Asuntos Exteriores para que, como digo, dé explicaciones de una operación política encaminada a blanquear ante la opinión pública a un régimen corrupto como es el de Guinea Ecuatorial.