Veinte mil voces extremeñas en Madrid y otras tantas que enmudecieron en un paro general sin precedentes en La Vera mostraron ayer, sin ningún tipo de reservas, su más rotundo rechazo a una reforma del sector tabaquero que puede llevar a la ruina a una amplia capa de la población en Extremadura.

La reforma del sector planteada por el comisario de Agricultura, Franz Fischler, con la supresión de las ayudas, sólo ha puesto sobre la mesa la escasa sensibilidad de una Comisión Europea hacia un sector plenamente consolidado y que ahora ve peligrar lo que tanto esfuerzo ha costado conseguir. Por contra, la multitudinaria respuesta extremeña ha dejado ver a todas luces la negativa de una sociedad a que le arrebaten su único medio de vida.

Bruselas no podrá pasar por alto la manifestación de Madrid, ni las numerosas movilizaciones que se han venido desarrollando en los últimos días, porque éstas han servido para auscultar un sentimiento generalizado que rebasa los límites de las propias zonas afectadas. Ahora le toca el turno al ministro Arias Cañete, quien deberá utilizar todos los recursos a su alcance para frenar la tan temida reforma; porque nunca llegaría a entenderse un regreso con las manos vacías. Extremadura no se lo puede permitir.