Hubo un tiempo en que los extremeños se podían desplazar a pueblos vecinos, cabeceras de comarca, y grandes ciudades de la región en autobús. Durante décadas, una empresa extremeña (Leda) vertebró una parte importante de nuestra comunidad autónoma. Los servicios que prestaba permitían que los vecinos del más pequeño de los pueblos pudiesen desplazarse a cantidad de localidades por un precio asumible. Cualquiera que así lo necesitara o deseara podía partir desde su pueblo y regresar en diferentes horarios a lo largo de una misma jornada. Los mayores se desplazaban a su hospital de referencia y regresaban a su localidad después de pasar por la consulta médica. Los jóvenes se trasladaban a la ciudad en la que cursaban sus estudios universitarios y retornaban a su pueblo para pasar el fin de semana con familiares y amigos. Y todo el mundo disfrutaba de la opción de salir de su localidad para hacer compras, disfrutar del ocio o acudir a su centro médico, educativo o de trabajo y, después, desarrollar el resto de su vida en su patria chica.

Tras las últimas elecciones, la Junta resolvió alguno de los concursos de transporte que subvenciona. Según informaron los medios, Leda presentó una oferta económica idéntica a la de la otra empresa que, finalmente, resultó adjudicataria. La realidad, desde entonces, es que, decenas de pueblos se encuentran aislados por la apatía y estulticia de un gobierno regional que no se ha dignado a mover ni un dedo para obligar a la nueva concesionaria a mantener las frecuencias y paradas que ofrecía Leda.

El señor Vara y su troupe, a sabiendas de lo que sucede, continúan paseando en sus coches oficiales y declamando engolados discursos sobre la despoblación, como si nada de lo que acontece les competiera. Y los ciudadanos extremeños siguen sufriendo unos vergonzantes servicios de transporte que, unidos a las atroces cifras de paro, los elevados impuestos y los bajos salarios, van a acabar por provocar que Extremadura quede reducida a unas pocas ciudades dispersas y un enorme e inhóspito erial trufado de pueblos abandonados. Pero nada de esto les importa, porque la mayoría absoluta lo sostiene todo.