Extremadura se suma a las comunidades que han constituido una Selección de fútbol. La noticia ha despertado el interés de los aficionados y ha hecho olvidar, por un momento, el más que oscuro panorama del fútbol regional, con un solo equipo en la Segunda B, el Mérida, y con otros, que han constituido la espina dorsal del fútbol extremeño durante décadas, deambulando por la Tercera, cuando no en Regional, y sin visos de escapar de ahí. Bienvenida, por tanto, la Selección. Y agradecimiento a los jugadores que se aprestan a defender los colores extremeños el próximo día 28 frente a Guinea (¿Por cierto, no había otro equipo al que enfrentarse, tiene que ser al de un país que pisotea los derechos humanos?).

Pero la Selección es un espejismo: un fogonazo, un efímero día de gloria que llega con las Navidades y del que, por descontado, hay que disfrutar. Pero no deja de ser la miel que pronto se retira de los labios. La Selección traerá la imagen de lo que podría ser y no es en el fútbol extremeño. Por eso ojalá sirva para disfrutar del partido, para que los extremeños se sientan representados por un equipo de todos y también para la búsqueda de un proyecto que revitalice este deporte y lo aliente.