Acostumbrados ya a los fastos motivados por la evocación de nuestro ser autonómico , y veinticuatro años después de un proceso de normalización, podría contemplarse como una más de las sucesivas conmemoraciones realizadas en este espacio de tiempo. Por lo que respecta a las formalidades, los actos y homenajes, las galas y solemnidades, al igual que los rituales y protocolos, serán los convencionales. No obstante estas circunstancias, el acontecimiento podría en estos momentos revestir un carácter especialmente significativo.

La notoriedad vendría determinada por un conjunto de condicionantes que desde diferentes ámbitos de acción han ido mediando en nuestra realidad produciendo en ella numerosas transformaciones. Tales mudanzas, al irse sucediendo de forma pautada, se han percibido como un contínuum, sin embargo, casi un cuarto de siglo de autonomía es un lapso temporal suficiente para que los cambios acumulados se hagan evidentes, mostrándose en su verdadera magnitud y permitiéndonos de este modo contemplar ahora una realidad regional diferente.

Adentrándonos en las transformaciones sucedidas, podemos observar en principio cómo el camino recorrido nos ha conducido al auto-reconocimiento, a la estimación del potencial y carencias que constituyen la complejidad de la existencia social, económica y cultural de Extremadura. En la etapa transcurrida, los que antes eran hijos, jóvenes y estudiantes, ahora son padres, algunos ya abuelos, trabajadores: funcionarios, obreros o gentes de negocios, siendo sus descendientes quienes, tomando el relevo generacional, configuran hoy una nueva sociedad. A su vez, las corrientes de un mundo globalizado han contribuido a perfilar identidades alternativas que originan distintas maneras de pensar, de ser y de actuar, al igual que otros modos de agruparse y de comunicarse. Por otra parte una ciudadanía más formada e informada, ha dado paso a una realidad cultural más abierta.

Si nos referimos a los aspectos económicos, variable que hoy se constituye en el eje de todo análisis de la realidad, los logros conseguidos son destacables. De esta suerte nos encontramos con unos índices de crecimiento que nos aproximan a la convergencia interior, siendo Extremadura una de las regiones que más ha mejorado en los últimos 25 años.

XCONSIDERANDOx esta danza armónica de cifras positivas, es evidente que Extremadura progresa y bien parece que estemos viviendo días de vino y rosas . No obstante, esta es tan solo una cara de la moneda ya que existen otros factores de incidencia menos favorables. Así, podemos advertir cómo el crecimiento se ubica en sectores muy concretos; como ciertos contextos de empleabilidad emergentes no acaban de despegar, mientras que otros que se presentan como novedosos fracasan por las dificultades de los emprendedores para acceder a la financiación. De esta suerte, un amplio conjunto de población, incluso con un estimable nivel formativo, se ve obligada a buscar una oportunidad laboral en otras latitudes, lo que confirma el presupuesto de que los márgenes de posibilidades y de libertad no son iguales para todos.

No cabe aquí una revisión exhaustiva de todos los ámbitos que pudieran ser analizados, pero sabemos que muchas otras áreas, si bien se han ido estructurando, necesitan todavía de una buena mano de maquillaje para salir a escena. Por otra parte la interconexión global hace que la economía se vea sometida a los elementos de riesgo del entorno-mundo. Los precios del petróleo, la competitividad, la demografía, o las más recientes y amenazantes alteraciones de los tipos de cambio e interés, son factores todos ellos que están afectando de forma notoria a la estabilidad de la hacienda comunitaria y el empleo, y con ello al proyecto social de nuestra autonomía. Otra circunstancia a considerar se refiere a la actual coyuntura política, a los cambios que la nueva presidencia pueda introducir en el gobierno regional, y a aquellos que los resultados de las próximas elecciones generales pudiesen ocasionar. Todo este conjunto de circunstancias, internas y extra-comunitarias, determinan esos renovados y complejos escenarios, que sitúan a Extremadura en el umbral de una nueva era.

En este contexto, y dado que el futuro es la verdadera posibilidad de la existencia, es imprescindible planificar con enfoque prospectivo, desligándose de los planes a corto plazo esbozados para lograr resultados visibles en los exiguos períodos de mandato gubernamental. Contamos para ello con la ventaja de que el siglo XXI no está todavía configurado, sus demarcaciones no están acotadas y podemos modificarlas libremente en la dirección que más se ajuste a nuestras particularidades. Un buen epílogo a la obra socialista, pasaría por dar a las políticas ese impulso final significativo que lograse consolidar la verdadera dimensión del desarrollo, un desarrollo integral, sustentable y cualitativo, posibilitando de este modo la emergencia de una comunidad más humana.

*Antropóloga cultural