El espectacular resultado del PSOE en las elecciones autonómicas extremeñas tiene, lógicamente, varias explicaciones. Pero es imposible, con los datos en la mano y siendo objetivos, no reconocer que el elemento clave que ha convertido una victoria electoral en algo más que eso se llama Guillermo Fernández Vara.

Los resultados electorales se pueden analizar siempre desde diversas perspectivas, pero es fundamental la comparativa. Si el PSOE a nivel nacional tiene grandes victorias y en un territorio pierde, parece que hay un problema en ese territorio, y a la inversa. Analicemos, pues.

Hay CCAA donde el PSOE ha quedado en tercer lugar (Cantabria) o segundo (Navarra). En otras, ha ganado pero no podrá gobernar (Castilla y León, Madrid, Murcia). En otras podrá gobernar, pero necesitará pactos más fáciles (Asturias, La Rioja) o más complicados (Aragón, Baleares, Canarias). Solo en dos ha logrado la mayoría absoluta que le garantiza el gobierno sin pactos (Castilla-La Mancha y Extremadura). ¿En cuál de las dos ha obtenido mejor resultado? Extremadura: un 46,73% frente a un 44,11%.

Si comparamos el resultado de Fernández Vara en Extremadura con cualquier otro resultado global de los últimos procesos electorales, vemos datos aún más explícitos: las elecciones municipales del 26-M se ganaron con un 29,26% en el total nacional (17,47% menos) y con un 45,71% en Extremadura (1,02% menos). Las europeas se ganaron en ámbito nacional con el 32,48% (14,25% menos) y con el 45,97% en Extremadura (0,76% menos). Pedro Sánchez ganó las elecciones generales del 28-A, en ámbito nacional con un 28,70% (18,03% menos que Vara en Extremadura), y en Extremadura con un 38,08% (8,65% menos que las autonómicas).

Es decir, da exactamente igual qué resultado global se escoja para comparar, el resultado de las autonómicas en Extremadura es siempre mejor que cualquier otro. Pero es que, además, incluso analizando resultados específicos extremeños, podemos encontrar que lo logrado en la Junta de Extremadura supera —con mucho— lo conseguido, por ejemplo, en las dos grandes capitales de provincia en las municipales, Badajoz (37,25%) y Cáceres (34,38%).

Dicho de otro modo, pueden ustedes mirarlo como quieran, que el «factor Fernández Vara» aparece en cualquiera de las comparativas como un elemento determinante para la mayoría absoluta del PSOE en Extremadura. De hecho, si la suma de los votos de Badajoz y Cáceres capital suponen el 19% del total de la región pero solo suponen el 15% del voto al PSOE, puede decirse que se ha triunfado «a pesar» de algunos resultados.

En política hay amargas victorias y dulces derrotas, incluso a veces hay debacles y éxitos sin paliativos. Estos últimos escasean desde hace años. La victoria del 26-M debió ser la más dulce para Fernández Vara: pone broche de oro a su carrera política en Extremadura (en 2021 se termina su último mandato como líder del PSOE y en 2023 el último como presidente), se gana el derecho a influir en su sucesión, se convierte en el líder nacional del PSOE con un poder más amplio y estable, y obliga a todos los que alguna vez le hemos cuestionado a interrogarnos sobre algunas cosas.

Personalmente, estoy convencido de que el análisis del «factor Fernández Vara», más allá de las fobias y filias de cada cual, sería muy útil para entender lo que está demandando la sociedad española para construir mayorías estables. No hay espacio suficiente aquí, pero apunto algunas ideas: adaptabilidad a un contexto político muy líquido, capacidad de rectificación, diálogo con todos los actores, decisiones políticas de carácter técnico destinadas a resultados objetivos, más trabajo fuera de cámara que delante de los focos y, quizá lo más importante, experiencia frente a bisoñez y seriedad frente a frivolidad.

No digo que todo esto sea imprescindible o suficiente, ni que sea lo idóneo o lo que yo considero prioritario o lo que más me guste. Digo que es lo que se deduce de algo tan contundente como el resultado del PSOE en Extremadura. Con las urnas pueden hacerse muchas cosas, pero una es obligada: escucharlas e interpretarlas objetivamente. Y las del 28-A y 26-M, sumadas, han dicho muchas cosas en el conjunto de España, y también en cada región y en cada municipio.