Negar la mayor se ha convertido en un hábito para el gobierno de la Junta de Extremadura. A la primera entrega, «las mascarillas no tienen ninguna utilidad para prevenir el coronavirus», le sigue la segunda parte, «hacer PCR es dar falsa sensación de seguridad».

Qué más da que la OMS considere indispensables ambos, o que los asintomáticos sean un foco de contagio sin saberlo ni pretenderlo. Todo es cuestión de dinero o más bien de dónde quieren gastarlo. No lo hubo para abastecer de mascarillas a la población y por eso, según Vergeles, eran «innecesarias»; no lo hay para comprar test y hacérselos a los docentes antes de que comiencen las clases, por eso según Vara, «no sirven para nada».

En Extremadura no tenemos ninguna sensación de seguridad, ni falsa ni verdadera. Lo que es dogma en marzo lo anulan en julio haciendo obligatorio el uso de mascarillas; lo que pregonan un día sobre la inutilidad de los test, se cambia al día siguiente diciendo que habrá para quién lo necesite «en las primeras 24 horas» (eso si hay suerte con la llamada) ¿En qué quedamos? ¿Qué seguridad puede ofrecer quien toma decisiones dando bandazos?

Estamos ante la segunda ola, según Vergeles, pero parece que no es necesario proteger la vuelta al colegio de los niños, según Vara. Tampoco es extraño, porque toda la responsabilidad para que esa vuelta sea segura ha recaído sobre docentes y equipos directivos que son los que han trabajado en estos meses previos y los que merecen el agradecimiento de todos; mientras, la Consejería de Educación, «a por uvas».

A por uvas o a comprar coches nuevos, porque para eso sí que hay dinero. Y si no lo hay, se le quitan 140.000 euros a la partida de «Inversiones en centros de educación infantil» y se pasan a «Elementos de transporte», como ha hecho la Junta en la última modificación de crédito. Si la prioridad de la Consejería de Educación fuera otra, ese dinero junto con el aumento de sueldo de algunos altos cargos reflejado en los presupuestos de este año, debería destinarse a realizar test a todos los docentes de nuestra región, como se ha hecho en otras comunidades autónomas, pero no ha sido así.

Lo grave de esto es la inseguridad que transmite la Junta, teniendo la responsabilidad de hacer todo lo contrario, y las necias explicaciones para tapar su inactividad y su mala gestión. Mientras, ayer, los niños y los docentes volvieron a las aulas. Lo hicieron sin test previos, sencillamente porque la Junta así lo quiso. Una decisión que, esperemos, no tengamos que lamentar en breve.

*Ingeniero técnico agrícola y diputada del PP