A fuerza de repetirlo nos han hecho creer que todos pertenecemos al selecto club del bienestar . Nos han hecho creer que todos somos ricos. Nos han dibujado una realidad tan deslumbrante y repleta de espejismos que ya creíamos residir en el séptimo cielo. Todo mentira.

Es hora de volver a la realidad. Las clases sociales siguen existiendo. Hay ricos, pobres y paupérrimos. El capital sigue utilizando al proletariado como carne de cañón para lograr sus objetivos. Nos malpagan un trabajo esclavizante que luego gastamos --o malgastamos-- en adquirir sus lucrativas producciones.

Ahora se habla de crisis como algo novedoso, pero la crisis, para la mayoría, es continua y siempre la sufrimos los mismos; sólo que ahora se les ha ido la mano a quienes nos exprimen. La riqueza no se distribuye con justicia. La riqueza la acaparan unos pocos; el resto sobrevivimos.

Ese bienestar, que dicen disfrutamos, se lo debemos a esas entidades altruistas y generosas que son los bancos. Tanto es así, que bien podríamos afirmar que nuestro bienestar es equivalente a nuestro nivel de endeudamiento y, por tanto, falso.

Pedro Serrano Martínez **

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