TMtientras la prima de riesgo española pisa los talones a la italiana y eso que Zapatero no es Berlusconi y fue obediente, aunque no en tiempo y hora, mientras la pobre gente se pregunta qué más quieren los inversores, mientras el cada vez más bello y menos fiable Obama coquetea gozoso con una intervención militar de su --ya demócrata ya republicano-- belicoso país, nuevo guardián de Occidente, en ese reeditado eje del mal que es Irán, mientras su eterno socio inglés le jalea en las inacabables batallitas, Rajoy y Rubalcaba a lo suyo, a la propaganda, lo que Chesterton tituló "ricos que mendigan".

Un hiperactivo Alfredo se prodiga en una cadena de mini-mítines y propone solicitar, que no mendigar, el voto casa por casa. Si Rubalcaba entrara en mi humilde morada, cosa que no va a ocurrir y por eso me divierte fantasear con ello, me sentiría muy honrada y empezaría por ofrecerle un refrigerio, pues debe estar agotado el hombre. Le felicitaría por su entusiasmo, por no darse por vencido y no le recriminaría que en el debate tratara a Rajoy como presidente de facto, que bastante se lo estará él reprochando. Mas no todo iban a ser parabienes. Y antes de que se lanzara a explicarme el programa de Rajoy y a desmontar pieza a pieza lo que el conservador no dice, tal vez inquiriría cómo basa toda su estrategia en convencer a Europa de que retrase los ajustes si sabe que es imposible. Por qué insiste en que es una maldad popular revisar las pensiones cada dos años si es un requerimiento legal del Pacto de Toledo, por qué se hace el ingenuo en eso de que los mercados no ponen y quitan líderes y también por qué abraza a Blanco y reivindica para él lo que le negó a Camps .

Rajoy no pide el voto casa por casa, y no creo que sea por indolente ni porque se sepa vencedor. Pero si viniera, le suplicaría que lo hiciera sin papeles y que me respondiera, mirándome a los ojos, si sabe y le preguntaría educadamente si de verdad cree que su sola persona convencerá al mundo de que somos esa gran nación que él pregona. Quedan tres días. No me da tiempo.