TCtuenta la Candi Morena que grabando un programa para una televisión de Badajoz, en la Alcazaba, conoció al espíritu de las autopsias , un personaje tocado con gorro suavo que deambula por el recinto carcajeándose de todos y de todo. Vive o muere (que sería lo suyo) en el oscuro habitáculo de realizar autopsias del antiguo Hospital Militar, y sale por las noches para encenderles hogueras al abandono. El abandono es dueño y señor de la Alcazaba porque lleva instalado muchos años, los mismos que dura la ignorancia de la mayoría de los pacenses sobre el recinto. Sus enemigos (del fantasma o del abandono, da igual) ahora se llaman, Justo Vila, la universidad, y los Amigos de Badajoz. A Justo le visita periódicamente atravesando la pared que le separa de él para inocularle golondrinos y hemorroides y castigarle por la ocupación de un recinto de su propiedad. A los Amigos de Badajoz les escondió la llave de la Torre de Espantaperros para que nadie pudiera soñar con una ciudad recuperada. A la universidad le hace conjuros con botellones para lograr que el absentismo deje desierta la facultad intrusa.

En el programa de la Candi el fantasma solicitaba de quien fuera un respeto para las piedras sagradas. Pero se trata de un respeto troglodita (como corresponde a la condición mineral) basado en dejar pasar el tiempo y que sea la erosión la que rehabilite con tintes arcaicos que no arqueológicos lo que Fernando Valdés podría convertir en museo abierto. Un respeto de piedras rodantes, de matorrales agrestes, de niños torcaces persiguiendo perros, y mendigos montaraces perseguidos por el hambre perruna. Para hacer juego con el hermano Guadiana.

*Dramaturgo y director del Consorcio López de Ayala