TLta muerte de otros seis subsaharianos más en la frontera de Marruecos con Melilla pone en evidencia manchada de sangre la incapacidad de la política de inmigración del Gobierno Zapatero en primer lugar, creando un efecto llamada que ha llegado hasta el centro de Africa y, después, una serie de decisiones erráticas, desde mandar al Ejército armado con pitos y palos hasta anunciar una nueva valla, luego rechazada, que ha concluido con la decisión expeditiva de las autoridades marroquíes de disparar contra los inmigrantes que pretenden llegar a España. Decida lo que decida el Gobierno de Zapatero como próxima medida, seguramente provisional, al menos debería empezar pidiendo a nuestros vecinos del sur que no disparen contra los inmigrantes, que no maten indiscriminadamente a personas que no se merecen morir.

Ya la semana pasada, la primera vez en que se produjeron muertes, cinco, en la valla de Ceuta, el presidente del Gobierno perdió la magnífica oportunidad de protestar ante su colega marroquí, con quien precisamente estaba reunido en Sevilla. Lo único que hizo Zapatero fue calificar el episodio de incidente y anunciar una investigación conjunta de ambos países para descubrir de dónde procedieron los disparos que mataron a los cinco subsaharianos, a pesar de que para entonces nuestro Ministerio de Interior ya conocía que las balas asesinas procedían de Marruecos.

De la política errática seguida por el Ejecutivo de Zapatero para atajar los asaltos a las vallas de Ceuta y Melilla en las dos últimas semanas, se pueden escribir largas crónicas; sobre el efecto llamada de la última Ley de Extranjería como motor de las últimas olas de inmigración ilegal a España, se pueden celebrar infinitos debates. Pero si, mientras tanto, resulta que la única manera de impedir que los subsaharianos lleguen a las ciudades españolas en el norte de Africa es consentir que los soldados marroquíes les masacren... bienvenidos sean a suelo español, si es que Zapatero no tiene el valor de exigir a las autoridades de ese país que dejen de matarles.

Si la única manera de impedir que los subsaharianos lleguen a Ceuta y Melilla es que los soldados marroquíes les masacren... bienvenidos sean a suelo español, si es que Zapatero no tiene el valor de exigir a Marruecos que deje de matarles