TEtl presidente del Gobierno --en funciones, sí: presidente y Gobierno-- se presenta el martes a la sesión de investidura con el fin de forzar al líder del PSOE --también en funciones-- a una abstención que evite una tercera convocatoria electoral. Al menos, eso es lo que piensan los socialistas: Rajoy deja a Sánchez la responsabilidad de las terceras elecciones, ya que el PSOE podría evitarlas si accede a que la investidura prospere, bien absteniéndose, bien ausentando a algunos de sus diputados. Ni qué decir tiene que lo mismo podría decirse con respecto de la investidura fallida de Sánchez , en tanto que el PP no se abstuvo, etcétera. Pero el argumento fuerte de los socialistas, y lo que consideran un chantaje, es la fecha: ¡elecciones el 25 de diciembre! Conjeturan con el día elegido para la investidura, el 30 de agosto, que en absoluto les parece casual. Y se preguntan: desde cuándo el presidente del PP necesita "autorización" de su partido para aceptar las condiciones de Ciudadanos. Es más, ¿necesita una semana? La sospecha es que necesitaba una semana para retrasar la fecha de investidura, estableciendo así un calendario propicio para que las terceras elecciones, de haberlas, se celebren el 25 de diciembre. Por otra parte, ¿qué criterio institucional tiene la presidenta del Congreso, Ana Pastor , para fijar una fecha de investidura que, de resultar fallida, hará coincidir la jornada de reflexión --día 24 de diciembre-- con el tradicional discurso del rey? Sin duda, el criterio de su presidente. Pero ni siquiera era preciso ir tan a lo hondo. Para corroborar que Rajoy responsabilizará a Sánchez de unas terceras elecciones, a los socialistas les bastaba con el coordinador general del PP en Cataluña, Xavier García Albiol , que es el niño grande que dice lo que oye en casa. Y esto es lo que ha oído y ha dicho: "A ver si tiene 'narices' (Sánchez ) de enviar a 36 millones de españoles a repetir elecciones el día de Navidad". Lo que no se entiende es que a los socialistas les preocupe, como si el cálculo de fechas fuera suyo. O como si el día de Navidad, electoral o no, fuera algo más que una fecha entrañable.