El día en que Zapatero anunció el plan de ajuste, Felipe González le envió un SMS: "Gobernar es esto: tomar decisiones difíciles y duras". Del mismo modo, el liderazgo se demuestra no cuando sopla el viento a favor, sino cuando vienen mal dadas. Y Felipe González ha vuelto a demostrar su liderazgo con su intervención en un acto en principio programado para celebrar que se cumplen 100 años desde que el fundador del PSOE, Pablo Iglesias, estrenó su acta de diputado. Ante el desánimo que cunde en las filas socialistas, el expresidente del Gobierno insufló moral al partido, pero lo hizo diciendo algunas verdades que a veces molestan. Empezando por la contenida en el mensaje de móvil citado y continuando con otras como esta, que calificó de progresista: "Hay que pedir que se trabaje más y mejor y vincular el salario a la productividad". Junto a la crítica a Zapatero que se desprende de sus palabras y de sus silencios cuando las cosas iban bien, González no tuvo reparos en reconocer que el Gobierno actual anunció el ajuste antes que Francia, Alemania, Italia y Gran Bretaña o que "otros países están peor, pero no se autoflagelan". Esta flagelación o el súbito paso de la euforia a la depresión no es solo uno de los sellos de la denominación de origen España, sino que es una característica que el PP usa con descaro en su beneficio, aunque perjudique al país.