Se va 2010 en apenas unos días. Nadie lo echará de menos. El mundo está cambiando a la velocidad del rayo y lo vemos sentados con mueca congelada. Lo social no vende, las libertades cotizan a la baja, el Partido Socialista es menos socialista y la derecha espera con juegos florales una cosecha abundante. La llamada en directo de un oyente al programa Protagonistas de Luis del Olmo desconsolado por la retirada en febrero de la única subvención que apuntalaba su maltrecha dignidad ha dado la vuelta a internet y sus lágrimas cargaban la rabia contenida de muchos recién llegados a Cáritas por la crisis. Han sido décadas de mala gestión, de vivir por encima de nuestras posibilidades, de un lamentable reparto de ayudas que no diferenciaban entre necesidad y derecho, ahora, los más humildes pagan facturas de sueños imposibles. Nos hemos vuelto indolentes, impermeables al dolor y muy egoístas. Lo queremos todo a cambio de nada. No se valora el esfuerzo. Descubrimos internet para vivir del cuento, una herramienta cultural sin límites al servicio de caraduras. Según estudios, la red se utiliza en un 60% para demoler con un clic gratuitamente todo lo que otros construyeron y no sirve mezclar este hecho con la libertad de expresión o censura que sería otro tema, mejor que lo explique Julian Assange ahora en la cárcel o mañana en libertad vigilada perseguido como el mayor terrorista universal. El mundo se ha vuelto loco como lo demuestra el hecho de que el juez Baltasar Garzón siga en el exilio a la espera de sentencias ya escritas, que el Valle de los Caídos se haya convertido en un nuevo centro de peregrinación y que la TDT pase a negro por la desaparición de CNN+ y todo esto no es más que una pincelada del epílogo de 2010 o el índice del año que nos espera.

De como se vayan desarrollando o equilibrando la independencia judicial, la apología del fascismo y la libertad o pluralidad informativa dependerá nuestro futuro, ya no sirven provincianismos pueriles o nacionalismos trasnochados, vivimos en una aldea global en la que todo nos afecta porque la economía no es doméstica, la vieja Europa se resiste a morir mientras el euro se ahoga. Resurgen nuevos comunismos, resucitan totalitarismos porque ante la adversidad o escasez en todo no se contemplan medias democracias que violenten nuestro estado de letargo cada día más exclusivo que dejará en la marginalidad más absoluta no sólo económica sino ideológica a buena parte de una población cada día más desorientada y confusa. El individualismo está en alza, la solidaridad como caridad malencarada nos devuelve al XIX junto a nuestros derechos y libertades, el pensamiento único avanza, si ahora hay que empezar de nuevo a recuperar lo que ya creíamos consolidado, no se contaba con la pereza como efecto secundario del estado de bienestar y ellos lo saben. ¡Feliz Año Nuevo!