Torpes han sido muchos al no entender que el 8-M era un movimiento apolítico y ahora andan arrepentidos. Tanto, que en el algún caso rayan el ridículo queriendo liderar un proceso antes repudiado. En el PP se han quedado colgados de la brocha con sus máximas exponentes feministas hablando de etiquetas o de huelgas a la japonesa. En el PSOE muchas de sus dirigentes no han entendido por qué se han sumado al paro de 2 horas planteado por los sindicatos y no a la huelga general. Y en Ciudadanos la modulación de su discurso desde el no, porque la sentían una movilización excluyente, hasta el sí, porque es un movimiento trasversal que incluso están dispuestos a liderar, suena a burda manipulación de quien intenta sacar tajada a destiempo de un éxito social del que no han participado. Podemos ha sido el único partido que no ha salido escaldado de este 8-M, primero porque lo han apoyado desde el principio y segundo -y más importante- porque no lo han monopolizado.

No recuerdo una movilización así en las ciudades más populosas de Extremadura. La huelga general ha tenido un seguimiento desigual aunque en su mayoría escaso y testimonial, pero las movilizaciones en la región y en toda España han sido multitudinarias y en algún caso como en Cáceres históricas. ¿Cuándo se han juntado más de 4.000 personas en esta ciudad para protestar? Es que parecía el Womad, como he oído estos días en la calle. Y muchos dirigentes políticos queriendo estar pero amordazados en su casa por sus respectivos argumentarios de partido. Mal, muy mal.

Después he visto a algunos tratando de rebajar su intensidad. Igual que los hay arrepentidos con lazo violeta en la solapa, comportamiento más que saludable, existen otros opuestos a esta movilización, incómodos de tanto ruido, que desacreditan su efectividad y a los medios de comunicación que lo han reflejado, y hablan de manipulación como queriendo decir: venga, todas a casa, y que vuelva la lucha individualizada, la cual es mucho más fácil de manejar.

Creo sinceramente que se equivocan. A estas alturas, la sociedad española ya no tolera comportamientos que vayan en contra del feminismo, que no ‘hembrismo’ como se ha encargado de recordar la Fundeu estos días. Un movimiento que no busca supremacías de la mujer como erróneamente puedan pensar algunos, sino la igualdad real entre hombres y mujeres, ¿quién va a poder situarse en contra sin riesgo de quedar como un machista?

En Extremadura, el 77,5% de los contratos precarios los sufre el sexo femenino. Más del 90% de las excedencias que se piden en esta región para el cuidado de hijos o de algún familiar es por parte de mujeres. Las jefaturas o mandos intermedios están en manos masculinas, en la Junta de Extremadura por ejemplo el 63% de los jefes de servicio son hombres. La violencia machista sigue estando presente y no es reflejo de otra época, afecta a las generaciones venideras: en Extremadura hay contabilizadas 18 chicas adolescentes maltratadas que necesitan orden de protección policial.

En las imágenes de la manifestación del jueves no vi políticos liderando nada. Vi a gente corriente, de derechas y de izquierdas, que es la forma de que cuajen en la sociedad reivindicaciones de esta naturaleza. Esto ha cogido a muchos con el pie cambiado y es bueno asumirlo. Eran mujeres en su mayoría (y también muchos hombres) que no iban en contra de ningún sistema e incluso de ningún partido, sino que habían decidido salir a la calle cogiendo el testigo de sus antecesoras (madres, abuelas) reflejando un hartazgo, el hecho de que lo que pone el papel, lo que señala la ley, no pasa en realidad y, al ritmo vamos, se tardará otro siglo en alcanzar la equiparación real.

Muchos se preguntan qué va a pasar ahora, el post 8-M. Opino que esta eclosión en la calle no ha sido en balde y los diferentes partidos políticos van a tomar buena nota si no quieren ser castigados en las próximas elecciones, pero conviene no bajar la guardia. El movimiento feminista no ha conseguido todavía nada efectivo, solo visibilidad. Las posturas reaccionarias propias del patriarcado siguen estando presentes y los machismos y ‘micromachismos’ están a la orden del día. El camino iniciado ha cumplido una primera meta, pero desgraciadamente quedan todavía muchos 8-M para alcanzar el objetivo.