Siempre me gustó observar la naturaleza y desde hace 27 años registro en cuadernos de campo datos agrofenológicos de la extensa y heterogénea provincia cacereña por la que he viajado inspeccionando dehesas, bosques, regadíos, viveros. En mis rutas de trabajo he anotado datos en miles de páginas, estando muchas ilustradas con dibujos de aves, insectos, plantas, flores.

Todos los años, al finalizar el año agrícola y fenológico el día 31 de agosto, una copia de estas observaciones es enviada al Instituto Nacional de Meteorología, organismo con el que soy colaborador desde hace muchos años. La cronología de estos datos agrofenológicos nos indican que nuestro entorno está cambiando, cada año va haciendo menos frío, hiela y nieva menos, la vegetación se va adelantado, las aves migratorias vienen antes a procrear y las que vienen a invernar, se están marchando unos días antes de lo habitual. Este año numerosas plantas han florecido 10 o 12 días antes; las aves migratorias que anidan aquí, como el avión común, llegaron los primeros el día 28 de enero, unos 12 días antes y la golondrina común el día 11 de febrero, 5 días antes que el año anterior.

Por otro lado, se viene observando que las aves urbanas anidan antes que las que viven en el campo, tal es el caso del mirlo común, que el día 15 de abril ya se veían crías escapadas del nido en el paseo de Cánovas; mientras que en pleno campo estaban construyendo los nidos o a lo sumo, realizando las primeras puestas. Posiblemente el exceso de alumbrado nocturno influya en el adelanto del proceso hormonal reproductivo de estas aves. Algo parecido está ocurriendo con los árboles urbanos, que al tener más horas luz y calentar el alumbrado el aire, brotan antes que en el campo. A su vez, se les cae más tarde las hojas, siendo frecuente ver árboles caducifolios con numerosas hojas verdes a finales de diciembre.

Hace 37 años vine a Cáceres a buscar vivienda y al atardecer, subí por primera vez a ver a la Montaña, donde se me hizo de noche. Desde esa extraordinaria atalaya, solo se veían en Cáceres unas cuantas luces, mientras que actualmente, se ven miles de ellas, como un mar iluminado. Este gran aumento del alumbrado en todo nuestro planeta, más el enorme consumo de combustibles que igualmente va en incremento con tantos vehículos, está influyendo indudablemente en el calentamiento del aire de nuestro globo terráqueo, fenómeno que más temprano que tarde, influirá para que la sabia naturaleza busque su equilibrio.

Debemos evitar el excesivo consumo de combustible y luz, energías que muchas veces se consume sin necesidad; cuantas veces usamos un vehículo para irnos a tomar un café a la esquina de al lado o al quinto pino, se tiene la luz encendida sin necesidad o tenemos la televisión enchufada sin que nadie la esté viendo; o como el excesivo alumbrado nocturno de muchas calles, avenidas, monumentos, verbenas, conciertos, fiestas de Navidad.

Por el bien de todos debemos economizar energía y bullir más de día y menos de noche, no olvidemos, que para algo está el día y la noche, como las diferentes estaciones del año. Tengamos muy presente que si seguimos alegremente con este despilfarro, las leyes de la madre naturaleza no tardaran en pasar factura sin tener en cuenta nacionalidades ni estratos sociales.

*Fenólogo.