Escritor

El pasado 30 de mayo un jurado presidido por José Saramago concedió el Premio Extremadura a la Creación a la mejor Trayectoria Artística de Autor Iberoamericano al escritor Rafael Sánchez Ferlosio. Con anterioridad, habían merecido este joven pero prestigioso galardón, que se entregó anoche, el poeta portugués Eugénio de Andrade y el novelista argentino Ernesto Sábato. La concesión del premio a Ferlosio cierra el círculo de su ámbito: lo han ganado un portugués, un hispanoamericano y un español.

Como dijo Landero en la rueda de prensa donde se hizo público el fallo, ya era hora de que se concediera al autor de Alfanhuí un premio importante. Como siguió diciendo, salvo para los que se quedaron a destiempo en el camino, es el único miembro de su brillante generación al que no se ha reconocido ni con el Cervantes ni con el Príncipe de Asturias ni con ningún otro premio de esa categoría. Hace unos años mereció el Nacional de Ensayo por los pecios de Vendrán más años malos y nos harán más ciegos .

No deja de ser llamativo que sea precisamente en Extremadura donde se rompa ese vergonzante silencio en torno a uno de los más genuinos creadores de la literatura española contemporánea. En Coria ha pasado y pasa largas temporadas, en la casa familiar que heredara su padre, Rafael Sánchez Mazas (protagonista de la novela de Cercas que ganó unos de los premios del pasado año), y en esa ciudad ha leído y escrito no poco. Uno tiene la sospecha de que esa vinculación impregna la obra del pensador.

Quiero decir, si se me permite la generalización acientífica, que las formas del paisaje y la manera de ser del paisanaje, lo sobrio y lo austero de esta tierra, se ajustan bien a las intenciones y los logros de la literatura de Ferlosio, tan medida y precisa siempre. En la ciudad del Alagón (el río de las querencias ferlosianas) vivió y trabajó hace unos años Gonzalo Hidalgo Bayal, un escritor secreto pero no por eso menos importante, que ha publicado acaso el mejor ensayo sobre la obra de aquél: Camino de Jotán (La razón narrativa de Ferlosio). Ha querido la casualidad que otro de los jurados de los mismos premios, presidido por el crítico Rafael Conte, concediera a su última novela, Amad a la dama, el que se entrega a la Mejor Obra Literaria de Autor Extremeño publicada el año anterior. Cuando conocí esta feliz coincidencia, comenté que no sabría decir cuál de los dos se alegraría más por el otro, si Ferlosio por Hidalgo o viceversa. No cabe duda que lo que caracteriza la literatura de Hidalgo Bayal es su impronta ferlosiana, en el más amplio sentido. Se ha dicho y repetido que nunca habla un autor más de sí mismo que cuando analiza la obra de otro. Matices aparte, no otra cosa ocurre cuando éste da cuenta de la razón narrativa de aquél, de "cierta forma de predeterminación esencial y la decidida disposición personal que subyace en el proceso literario, desde la situación preverbal y silenciosa que ilumina el entendimiento del escritor y pone en marcha los mecanismos remotos de la narratividad hasta el comportamiento y los productos lingüísticos resultantes". Una larga frase de Hidalgo que es en sí misma, en fondo y forma (perdón por el distingo), un homenaje explícito al autor de Non olet . "Pocos escritores, comenta aquél, responden a la exacta definición del ser narrativo con el grado de ascetismo, bondad y excelencia de Rafael Sánchez Ferlosio" y estas palabras, si ambos me lo permiten, podrían aplicársele también a él.

A pesar de las odiosas comparaciones, la lección de Ferlosio ha sido bien aprendida por Hidalgo, quien desde posiciones distintas, pues que tiene voz y mundo propios, siempre remite en sus escritos, siquiera sea, insisto, por vía indirecta, a la configuración poética del primero.