TEtncontrarte con Fernández se ha convertido en una pesadilla, además de lo que supone ir con el carrito de Carrefour. Porque vas tan tranquilo por las tortillas de patatas, y, ¡zas! Fernández.

Entonces tú sales corriendo, y te apostas en las aceitunas rellenas con el corazón desbocado por la angustia.

Sabes ya a ciencia cierta que Fernández no ha muerto y que está ahí vivo y coleando como siempre que su mujer lo manda a la compra. En ese momento maldices tu suerte. Pero por qué, por qué me persigue Fernández.

¿Qué le he hecho yo? Bueno, si esto tiene que ser así, tendré que dar el pecho. Y entonces sales de tu escondrijo, como un legionario de Cristo que no teme a la muerte.

Pasas rozagante los chocolates de La Trapa, y te acercas como un reptil a las galletas María y el pan Bimbo, decides doblar el estante donde cuelgan los morcones, y ¡Fernández, leche...!

--¿Qué tal estás Mediero ...?

--Mira aquí como siempre...

--Pues me ves de milagro.

--No me digas.

--Sí, porque me ha llamado Vicente Fox, el presidente de Méjico para hacerle unos trabajos de investigación para el CEXECI, y me coges de milagro.

Ya sabrá Dios cuándo nos volveremos a ver, porque voy de observador al próximo encuentro de jefes de Estado y de gobierno americanos, y después iré a Grecia a las olimpiadas, enviado por la Junta de Extremadura, a ver si aprendemos a saltar 2,15 por Foosbyury...

*Escritor