Fernando Torres fichó anoche por el Chelsea y abandonó el Liverpool, dándole plantón a una de las mejores aficiones del mundo que, desde el primer día, lo acogió y lo elevó a la categoría de ídolo. De poco ha valido el cariño mostrado por los seguidores del Liverpool y de mucho menos las manifestaciones de amor a la camiseta que durante los tres últimos años ha hecho el madrileño.