Este año, desde mañana hasta el 5 de septiembre, celebra la ciudad portuguesa de Campo Maior su Fiesta de las Flores , las Festas do Povo, que constituyen una manifestación de imaginación, trabajo y arte popular sin rival; algunas otras poblaciones han tratado de seguir su ejemplo, pero ninguna lo ha conseguido en su amplitud y su constancia.

Los vecinos de Campo Maior, organizados por calles, engalanan gran parte de la ciudad con ornamentos de papel multicolor, imitando plantas de todo tipo, flores, pórticos, columnas, guirnaldas y toda clase de entretejidos, con la particularidad de que nada se repite, y todo cambia calle a calle, celebración tras celebración. Es una labor colectiva, cooperativa, desprendida, que el pueblo realiza de común acuerdo, con una periodicidad irregular, pues sólo cuando sienten la necesidad de llevar a cabo esta manifestación la materializan.

Durante estos días, miles de portugueses y españoles --fundamentalmente extremeños--, disfrutaremos de este derroche de alegría y de buen gusto, hermanándonos aún más con nuestros vecinos de la raya, a veces tan incomprendidos y minusvalorados, lo que ha deparado graves desencuentros y percances a lo largo de toda la historia.

Estas fiestas deberán servirnos no sólo para convivir unos días, para admirar el talento y buen hacer de nuestros hermanos portugueses, sino para entender un poco más a un pueblo laborioso, atento, cortés y desprendido, con el que hemos estado tantas veces sumidos en los prejuicios, la ignorancia e incluso el desprecio. Campo Maior, los pueblos todos de la raya que compartimos, son nuestros aliados en el futuro de la construcción de Europa; juntos ganamos fuerza, variedad, atractivo, competitividad. Han de servir, por tanto, estos días para redoblar los lazos de amistad y de cooperación, oficial y particular, además de pasar unos días de disfrute inolvidable.

*Historiador y portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Badajoz