Como era previsible, Extremúsika se va de Cáceres a Mérida. En la capital autonómica tendrá lugar la próxima edición después de que el promotor del mismo decidiera su traslado debido, según dijo, a que el consistorio cacereño no había cumplido sus promesas de acondicionar el ferial, que el año pasado sufrió con crudeza las inclemencias de un intenso aguacero. El traslado era un secreto a voces desde que la semana pasada el promotor Angel Romero dijera que su intención era que Extremúsika se quedara en Extremadura. Lo que no se conocía era que el ayuntamiento cacereño tenía preparada ´una respuesta´, que fue anunciada ayer, a los pocos minutos de conocerse que el festival recalaba en Mérida y con el fin de contrarrestar el efecto propagandístico de esa noticia.

El festival alternativo anunciado ayer por los concejales cacereños Pavón, Casado y López suena a disputa, a competencia: si Extremúsika se celebra en abril, Cáceres prepara un festival en primavera; si el primero es de rock, el segundo también; si el primero lo organiza la empresa Avallekas Producciones, el segundo correrá a cargo de antiguos socios de la misma... La pregunta que surge es si conviene que las ciudades extremeñas empiecen a disputarse o a hacerse la competencia por los festivales de música, porque ¿tan decisivo es, para la política cultural del ayuntamiento cacereño, mantener la nómina de festivales, de tal manera que si uno se va, por las razones que sean, hay que sustituirlo de inmediato?