WEw l presidente de la Junta dará esta mañana el pistoletazo de salida a los actos que dan contenido a la Fiesta del Cerezo en Flor. El mar de cerezos florecidos en que se convierten las laderas del Jerte constituye, aproximadamente por los inicios de la primavera, un paisaje que cautiva, año a año, a miles de visitantes llegados de todas las partes de España. Las flores del cerezo son quizás el mejor reclamo de la exuberancia del paraíso natural que es Extremadura. Por esta razón, la Junta va a promover que el Cerezo en Flor sea declarada fiesta de interés turístico nacional, como ya lo es regional.

Pero esta fiesta corre el peligro de morir de éxito, es decir, de no ser capaz de metabolizar las decenas de miles de visitantes (el año pasado, los cálculos oficiales hablan de 70.000) que se dan cita en un periodo de tiempo muy corto y en un espacio reducido. La prueba más evidente son las grandes dificultades para circular por la carretera del Valle, que produce tanta incomodidad como frustración en muchos de los visitantes, incapaces de llegar al destino que quieren en las condiciones que habían imaginado.

La generosidad de la naturaleza, que convierte el Jerte en una postal hipnótica, debe estar acompañada por el esfuerzo de la Administración (Junta y Diputación de Cáceres) en dotar al entorno de mejores infraestructuras. No solo para poder acoger a más visitantes, sino para que los que vienen se vayan sin ninguna sensación negativa, que luego les sirva de pretexto para no repetir. El Cerezo en Flor es un regalo para el norte extremeño. Tendría que ser la puerta para entrar a hacer turismo por toda Extremadura.