Director del Dpto. de Filología Románica

La proximidad de elecciones autonómicas y universitarias ha encendido la polémica sobre las nuevas titulaciones y, en general, sobre el desarrollo de la Uex. La excusa es la poca "rentabilidad" (en su opinión) de estos títulos universitarios.

Fuera de la universidad se ha utilizado este tema para desprestigiar la labor del actual Gobierno autónomo. Dentro de la Uex encontramos, tras este empeño de automutilación, a un grupo de viejos departamentos que en su momento medraron exageradamente y que en la actualidad están constituidos por un exceso de costosísimo e injustificable número de docentes. Estos, que no toleran ninguna racionalización equitativa del gasto, se unen frecuentemente a los partidos de oposición regional para aparecer de vez en cuando en lo que ya es una persistente campaña de descrédito que afecta muy especialmente a la Filología Portuguesa.

Los profesores responsables por esta licenciatura creemos que ha llegado el momento de explicar a la sociedad extremeña cuál es la exacta realidad de nuestros estudios.

Fuera de Extremadura, sólo se puede estudiar Filología Portuguesa en cuatro universidades españolas: Santiago de Compostela, Salamanca, Barcelona y Granada. En todas ellas se iniciaron estos estudios mucho antes que en la Uex; se cuenta con un cuadro de profesores formado y (sobre todo en Santiago y en Salamanca) obtuvieron un generosísimo esfuerzo por parte de sus universidades.

A pesar de que aún no hemos acabado la puesta en marcha de la Filología Portuguesa, contamos con más cantidad de alumnos que sumando todas las demás universidades españolas. Este dato basta para demostrar que nuestra región es lugar idóneo para la implantación de estos estudios. De hecho, dos catedráticos de portugués de dos de esas universidades ya me han confesado que consideran que la nuestra es la única que debería mantener esta titulación. Y, efectivamente, con la reforma de los planes de estudio para acomodarlos a las directrices europeas, es muy posible que esas universidades se conviertan en subsidiarias de la nuestra: ofrecerán a sus alumnos los estudios de comunes (los tres primeros años de la nueva diplomatura) y después los mandarán a Cáceres para especializarse.

Soy de la opinión de que tenemos una media de alumnos por curso bastante razonable. Cuando empiece a difundirse la lengua portuguesa en los centros de enseñanza media de la región (donde existe una demanda creciente e imparable), nuestros alumnos se multiplicarán. Una licenciatura universitaria, con todo lo que supone de creación de un cuadro de profesores y de un desarrollo en la investigación y en las relaciones internacionales (como ocurre con todas las áreas de lenguas modernas), no puede ser un proyecto a corto plazo. Y lo que tenemos ahora ya nos permite prever un futuro próximo extraordinario.

El desarrollo de los estudios portugueses en Extremadura (y no sólo los universitarios) ha llamado la atención del Gobierno portugués. Recientemente, el Instituto CamXes (del Ministerio de Asuntos Exteriores luso) ha acordado con la Uex crear un centro de lengua portuguesa y hacer depender del Departamento de Filología Románica, a través de ese centro, todo el desarrollo didáctico de la lengua portuguesa en Latinoamérica, especialmente en los países del Mercosur. No puedo pensar que nadie desee que Extremadura prescinda de unos estudios en los que somos un referente internacional.