Maestro

Llegó la última semana de clases. Cuando estas líneas vean la luz el silencio se habrá ido apoderando de las aulas vacías y los patios de recreo añorarán la cita de las doce y sentirán el mismo tirón que sentimos cuando el grupo de chavales con los que hemos compartido tiempo, ilusiones, afanes, alegrías y tristezas, con los que hemos aprendido las normas de la convivencia, la tolerancia, el respeto a las normas, la solidaridad con los compañeros; a quienes hemos enseñado el valor de valores no contables, como la verdad, aunque suponga asumir riesgos, o la amistad, que puede durar toda la vida, o la necesidad de ser críticos para mejorar las cosas; con quienes nos hemos divertido y a quienes hemos visto madurar, pasan a otro ciclo o terminan la Educación Primaria para continuar en el instituto, cumpliendo una etapa vital. Estos días también suponen el inicio de un merecido descanso para algunos compañeros que lo han dado todo, más allá de lo exigible profesionalmente, porque ser maestro es mucho más que ir cinco horas a una escuela, en su vida profesional. Mi recuerdo a cuatro compañeras, Carmen y Goyi, de mi etapa en el Pizarro. De ellas, y del resto de los compañeros con los que tuve la suerte de compartir claustro aprendí lo que es de verdad la integración y la implicación en la vida de la comunidad educativa. Gracias. Juani y Petri son compañeras de Los Arcos y condensan el espíritu del centro. Son dos maestras de verdad y dos compañeras excepcionales, implicadas, como el resto de los compañeros, en la vida de un centro inquieto, vivo y capaz de desarrollar proyectos innovadores de gran valor para los alumnos. A ellas, porque he compartido ilusiones, esfuerzos y dificultades, y a todos los compañeros que se jubilan les deseo lo mejor y que disfruten intensamente con los suyos. Sería un buen fin de curso si el Gobierno no hubiera puesto el estrambote de la validez académica de su religión. Digo esto porque al amparo de la Constitución España es un país aconfesional y plural. La realidad social es diferente a la visión del Gobierno. Un buen ejemplo son las escuelas. Son el primer marco de convivencia intercultural e interconfesional. Si la decisión es firme habrán de integrarse a los centros educativos profesores de otras religiones que eduquen religiosamente a todos esos españoles que tienen otras creencias y que respetan las de los demás. Si no es así estaremos discriminando y la discriminación no está contemplada en ninguna norma y es mala compañera de la convivencia.

Para mí es una mala noticia en lo personal y en lo profesional. El otro día volví a ver a Habiba, está hecha toda una mujercita, no ha perdido su sonrisa y académicamente va muy bien. De golpe me vinieron a la memoria los momentos que todos le dedicamos en la sala de profesores para que aprendiera a leer. Los buenos ejemplos hacen buenas personas con independencia de las creencias religiosas. Lula le ha abierto los ojos al amigo tejano de Aznar. La sabiduría popular inmortalizó aquello de: menos predicar y más dar trigo. Pues eso. Buen verano y hasta septiembre.