Tras un mal año, en términos globales, del fútbol extremeño, el epílogo a la temporada tuvo, al menos, un par de éxitos que saborear. Los ascensos del Don Benito y el Díter Zafra a Segunda División B, logrados con brillantez y espectacularidad, especialmente en el caso de los primeros, fueron seguidos de la lógica fiesta tras un duro trabajo y que, en el caso de los dos clubs extremeños, se ha visto recompensado con el resultado apetecido. No pueden decir lo mismo en la capital pacense: tanto el Badajoz como el Cerro fallaron en el momento decisivo y no pudieron subir, como muchos habían soñado. Se quedaron en el último peldaño, aunque no se puede hablar de fracaso, ya que, al menos, han estado en la puja por el éxito hasta el último día.

Extremadura tendrá el próximo año cinco equipos en Segunda B, todos ellos de la provincia de Badajoz: el propio Badajoz, el Jerez, el Extremadura, el Díter y el Don Benito, ya que en la de Cáceres el desastre ha sido total: el Cacereño acaba de descender a Tercera División tras una lamentable temporada y el Plasencia falló en el momento clave de la primera eliminatoria de ascenso. Y de ese desequilibrio regional no podemos echar la culpa a los políticos, ni mucho menos. Es cuestión de hacer las cosas bien, nada más.