Para Mateo, Irene, Álvaro y Aitana este ha sido un fin de curso especial. Con ellos, aunque no lo sepan, se cierra una página de la historia en Robledillo de la Vera. Su ‘cole’ echa el cerrojazo por falta de alumnos. Cerrar un colegio es fácil, aunque doloroso. Abrirlo es mucho más complicado. ¿Cómo van a conseguir la decena larga de niños que obliga a una apertura cuando el último nacimiento fue hace dos años?

En Extremadura se habla mucho de despoblamiento rural e incluso se refieren a él constantemente los discursos institucionales. Todas esas palabras son fuegos artificiales. Mucho pronto Extremadura formará parte de la ‘España vaciada’ y no se habrá hecho nada en firme por evitarlo.

El sábado pasado escritores, periodistas, poetas y vecinos nos reunimos en Robledillo de la Vera para hablar de esa enfermedad silenciosa que está matando nuestros pueblos. Los escritores Pilar Galán y Marino González Montero han sacado tiempo de donde no lo había y han organizado un encuentro con el nombre de Futuro ayer. Y lo han hecho sin más ayuda que su esfuerzo personal.

Me sorprendió ver toda la casa de cultura de Robledillo llena, aún más que los vecinos y participantes nos asaetearan a preguntas y comentarios.

Sobre la mesa se pusieron cuestiones como el relevo generacional en la agricultura, la ultraprotección a la fauna y flora, la ausencia de un modelo industrial para Extremadura, la excesiva burocracia, el peso de la España subsidiada, y la falta de alicientes para quedarse en los pueblos extremeños.

Hubo tiempo también para que los escritores y poetas leyeran sus textos sobre esta muerte anunciada que pesa como la espada de Damocles sobre nuestros municipios pequeños. Eso sí eché de menos a los políticos.

En septiembre ya no habrá en Robledillo juegos, risas, ni cuadernos, ni niños. La esperanza habrá pasado de largo sobre el pueblo, cuyos habitantes se estarán preguntado aún el porqué de su desgracia. Refrán: Clamor del pueblo sube al cielo.