La muerte de Idi Amin Dada, el exdictador de Uganda que protagonizó uno de los más oscuros episodios de la historia de Africa, le hace a Felipe Sahagún (El Mundo ) imaginarle otro posible destino: "Si en su tiempo hubiera existido el Tribunal Penal Internacional, habría sido uno de los primeros candidatos a sentarse en el banquillo de los acusados por crímenes contra la humanidad. Mérito nada fácil, pues en su época compitió con el genocidio de los Jemeres Rojos en Camboya y con las atrocidades de las dictaduras militares en el cono sur iberoamericano".

Sahagún narra la imagen que el Carnicero de Uganda dejó en una filmación de 1974, en la que "el monstruo parecía el tío rico y bocazas del que todos huyen en las fiestas familiares" y que es "espejo fiel del personaje, mitad payaso de circo, mitad criminal sin escrúpulos, inconsciente de sus atrocidades".

Al periodista y escritor Ryszard Kapuscinski (El País ) el caso de Amin le resulta "muy interesante, porque nos plantea un problema que, lamentablemente, es bastante frecuente en el mundo moderno: la ocupación de cargos de enorme responsabilidad y poder por personas que carecen de las calificaciones mínimas para ello". En La Razón, Luis María Anson menciona "la filmación que puso de relieve todo lo grotesco de aquel personaje siniestro y su negra dictadura". Y se mofa: "Aún me río a carcajadas recordándola. Idi Amin se expresaba de forma muy parecida, por cierto, a la de un político español actual. Dejo a los lectores el acertijo estival de averiguar a quién me refiero". ¿Más pistas?