XLxa propuesta de los socialistas catalanes para reformar el sistema de financiación autonómica, supone una seria afrenta a todas las CCAA, y especialmente a Extremadura. Lo peor es que la propuesta goza, de entrada, con el beneplácito de Zapatero , atado por sus compromisos con los independentistas de ERC. ¿Qué hará Extremadura? Ibarra ya ha salido con su tono habitual y yo me pregunto si está hoy nuestra región menos amenazada por la propuesta de Maragall que antes de que se expresara en los términos en los que lo hizo el presidente extremeño. La respuesta es no. Otra duda que existe entre los populares es que si Zapatero es socialista y Maragall e Ibarra también, ¿dónde está el problema? ¿No habíamos quedado en que con el buen talante iban a llover soluciones sobre todos nuestros problemas?

Desde el Partido Popular creemos que es exigible saber si Ibarra es capaz de pasar de las palabras a los hechos y si, detrás de la espuma abundante de las declaraciones, se esconde alguna acción política concreta. Si como dijo, se presentaba a la reelección por el compromiso que había arrancado a Zapatero ¿está dispuesto a dimitir si el compromiso vuela hacia Cataluña? Hace unos años, cuando se negoció el vigente sistema de financiación autonómica, el mismo Ibarra que ahora focaliza sus críticas hacia Cataluña, exigía condiciones previas al Gobierno de Aznar para llegar a un acuerdo, e incluso introdujo en el debate un supuesto referéndum, a pesar de que como se demostró, el sistema era beneficioso y solidario con Extremadura. Sin embargo, ahora busca a los responsables en otro lado, las ocurrencias tipo referéndum han pasado al olvido y, una vez más, se refugia en declaraciones subidas de tono antes que solucionar esta afrenta contra Extremadura.

Sinceramente, no me preocuparía mucho ese planteamiento de cambiar el sistema de financiación si se hiciese desde un partido nacionalista, pero me preocupa que esta vuelta al torniquete de la insolidaridad proceda de una de las más consideradas ramas del PSOE, como es el PSC catalán. Si PP y PSOE son los únicos partidos que tienen un proyecto para España ¿qué quedaría de España si el PSOE, por debilidad o miopía política, rompe el principio de solidaridad y cada una de las CCAA recauda los impuestos y fija, por sí misma, lo que considera oportuno para entregar al conjunto del país? No es sólo el Partido Popular el que sostiene este argumento, son también otros los que, acertadamente, muestran su preocupación por esta quiebra. Por eso llama la atención que, desde el Gobierno de España y por boca de su presidente, se pueda decir, con toda frivolidad, que lo que venga acordado desde el Parlamento de Cataluña será aprobado con el apoyo del PSOE en el Congreso de los Diputados. ¿Con el voto de los diputados socialistas extremeños? ¿Se suponen ustedes el trueno de Ibarra si semejante despropósito hubiera salido de la boca de Aznar? Bueno será que los extremeños reflexionen sobre el uso que se da a su voto, porque, está demostrado, para los socialistas lo primero es el partido.

Pero la solidaridad, afortunadamente, no es cuestión a decidir entre CCAA, porque los impuestos no lo pagan los territorios, los pagan las españoles y en España dos personas que ganen lo mismo y tengan derecho a las mismas deducciones, pagan lo mismo, vivan en Gerona o en Don Benito, sea Maragall o Ibarra. Por tanto, no es cierto que haya comunidades que pagan más y comunidades que pagan menos, sino personas que pagan más, porque tienen más renta y personas que pagan menos, porque tienen menos. Actualmente está vigente un modelo de financiación que, por unanimidad acordaron todas las CCAA. Además, y por primera vez desde que vivimos en el Estado de las Autonomías, el modelo de financiación se aprobó con vocación de estabilidad en el tiempo. Si fue un instrumento unánimemente aceptado y con vocación de permanencia, el planteamiento sensato es seguir con él, previos los ajustes necesarios para superar los problemas que se han planteado en su tiempo de vigencia. También es cierto que hay que estar preparados ante la posibilidad de que se confirmen los peores augurios y que el peso de los socialistas catalanes se imponga a la racionalidad y al bien común. Por eso es prioritario articular elementos de defensa ante estas afrentas. El Partido Popular no ha considerado necesaria la reforma del Estatuto de Autonomía, sobre todo después del proceso de descentralización y asunción de competencias que se había realizado. Ahora el escenario y las reglas del juego se están cambiando y, tal vez, el estatuto también deba cambiar como forma de protección ante las agresiones externas. Ese es el motivo por el que desde el PP de Extremadura se ha planteado la creación de una comisión parlamentaria que estudie si existe o no necesidad de reformar el Estatuto de Autonomía de la Comunidad, como instrumento para salvaguardar los intereses de la región frente a la amenaza de quienes usan estas reformas para herir a las comunidades más desfavorecidas y a España. Si se considera esta opción, los debates de ideas se deben realizar siempre desde la base del consenso, el rechazo a las asimetrías y el fortalecimiento de la solidaridad.

Me gustaría ser optimista ante estas reflexiones porque sé que cuento con el apoyo de muchos extremeños que no enmudecerán ante este reto de reivindicar lo mejor para nuestra tierra. A ellos vuelvo a apelar para concluir estas líneas. Yo no les voy a defraudar, porque siendo y sintiendo desde el PP, antes soy y siento como extremeño.

*Presidente del Partido Popularde Extremadura