Al señor Fernández Vara no le llega la camisa al cuerpo, la financiación autonómica se le está atragantando porque está en una encrucijada: por un lado seguir a su líder Pedro Sánchez, que defiende que cada comunidad autónoma reciba recursos en función del número de habitantes; y por otro, defender los intereses de Extremadura, que necesita justo lo contrario al tener como peculiaridad poca población, pero una alta dispersión que se suma al envejecimiento.

Guillermo lo tiene claro: seguir a su líder caiga quien caiga. Ya se lo dejó claro a Susana Díaz cuando la abandonó por mantener su sillón. Ahora nos lo está haciendo a los extremeños. Solicitó un pleno para debatir sobre financiación, cuando la Junta de Extremadura ya mandó el pasado mes de noviembre las propuestas al Estado. Y el pleno resultó ser una pantomima más, similar a la fantochada de la Agenda del Cambio ante notario. El presidente de la Junta no compareció, prefirió esconderse y dejar que se encargara su consejera de Hacienda.

Monago sí se hizo cargo de defender la posición del PP extremeño. Dejó claro que no estamos dispuestos a ponerle precio a Extremadura para que PSOE y Podemos hagan experimentos.

El Grupo Popular tiene una sola propuesta, es el informe elaborado por el Comité de Expertos. Porque ya tenemos un acuerdo, ese dictamen, que apuesta por la igualdad y el principio de solidaridad, alto y claro. No se puede pactar sobre lo que ya está pactado.

Defendemos un modelo justo, solidario, equitativo, transparente y que se ajuste a la Constitución. El presidente de Extremadura debería trabajar en conseguir acuerdos y alianzas con otras comunidades autónomas. Porque hacemos más fuerza si vamos juntas aquellas comunidades que tenemos características comunes, en lugar de nosotros solos con unas cuantas propuestas de resolución reduccionistas. Pero Vara prefiere ir solo y jugar al protagonismo hasta con asuntos tan delicados como la financiación autonómica.

Después nos lamentaremos de lo poco conseguido, como ocurrió en el último modelo de financiación firmado por Vara y Zapatero, en el que Extremadura sufrió una pérdida del 16%, porque por encima de todo se primó la población.