Catedrático de Universidad yexrector de la Uex

Parece improcedente (caso de que lo que se quiera es alargar injustificadamente con otra chapuza más el mandato de un rector en funciones ) que si el censo ha de cerrarse, lo más tarde, el 17 de septiembre (último día para convocar elecciones) no se publiquen las listas provisionales hasta el 31 de octubre de 2003, como dice la normativa electoral. De nuevo, hay un choque entre lo regulado en los estatutos y en la normativa electoral, que como conclusión dará lo siguiente: si el censo se cierra el 17 de septiembre ha de hacerse con los miembros de la comunidad universitaria pertenecientes en ese momento a la institución (en el caso más llamativo de los alumnos, los del curso 2002-2003); si se cierra el 31 de octubre, se contraviene lo establecido en los estatutos (en este caso, por seguir con el ejemplo tan demagógicamente aducido del censo estudiantil, pertenecerían a este los matriculados hasta ese momento en el curso 2003-2004). Luego, la salida no es nada fácil: o se sigue la legalidad estatutaria y entonces hay que convocar antes del 17 de septiembre o se sigue la normativa electoral, eso sí, con la espada de la impugnación sobre la cabeza. Y desde luego, la participación estudiantil --tan traída y llevada- se resentirá en cualquiera de los casos. ¿Qué se persigue con esto? ¿Prolongar en medio de tanta chapuza normativa aún más el mandato en funciones de este rector?

Pero esto, con ser grave, no es lo peor. La disposición transitoria tercera de los Estatutos de la Uex establece que "el rector presentará en el plazo de nueve meses para su aprobación por el Consejo de Gobierno los proyectos de los siguientes reglamentos: Consejo de Gobierno, facultades, departamentos, comisión de doctorado, comisión de investigación, reglamento electoral, defensor universitario y comisión de reclamaciones". Con el proceso ideado por el rector en funciones , el rector electo se va a encontrar a la fecha de su toma de posesión, si no sucede nada, con ese plazo a punto de caducar. Hay que suponer que el rector en funciones no se tome en este tiempo las atribuciones de promover esas normativas tan importantes para la marcha de nuestra Universidad. No tendría legitimidad estatutaria ni democrática para hacer eso. Estar en funciones es limitarse a cumplir los acuerdos de los órganos de gobierno sin adoptar iniciativas de política universitaria, cosa para la que no está (repito) legitimado.

Resumo. Se puede demostrar que razonablemente se podían haber hecho las elecciones a rector de la Uex o bien (como siempre se hicieron desde hace muchos años) en la recta final de curso --mayo o principios de junio-- o bien, como mal menor, en el inicio del próximo curso. Pero nunca, a final de año, contraviniendo normas y chapuceando preceptos. Y mientras tanto, la Uex varada en el puerto, en un período importante de toma de decisiones en títulos, profesorado, convergencia europea, etcétera. Eso es lo que más duele como universitario. Lo otro, que todo ello fuese denunciado al máximo responsable de la Educación en Extremadura (también de la universitaria, a pesar de la autonomía) sin que se haya adoptado ninguna medida ni respondido --dentro de la obligación inherente al cargo-- a los denunciantes de esta chapuza electoral, entra dentro, desgraciadamente, de las previsiones personales. Pero eso está guardado y afortunadamente olvidado en el corazón de quien esto escribe.