Si tú quieres algo en la vida, no tienes más que luchar». «Yo no soy nadie, pero sé luchar, he aprendido a luchar». Estas palabras que he leído y que habían sido publicadas recientemente han sido pronunciadas por Helga de Alvear. Helga de Alvear, a quien no me atrevo a describir y sí a admirar; me gustaría invitaros a buscar e indagar sobre ella, a mirar con atención sobre su propia mirada, a deteneros sobre sus ojos inquietos, llenos de pasión, de lucha, de entrega.

Cuando escribo estas líneas no dejo de soñar en el día que podré pasear por esos pasillos, contemplar esa colección, permanecer inmóvil, atenta, alimentándome de todo lo que allí reside y donde reside. Supongo que muchas y muchos de vosotros sabéis a qué magnífico edificio me refiero, a ese del que su creador, Emilio Tuñón, lo define como «casi un castillo, una fortaleza».

Un fortaleza que preserva la mayor colección privada expuesta en Europa, hablo de un castillo en mitad de la ciudad más hermosa del mundo, hablo del Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear situado en Cáceres, hablo de la colección comisariada por José María Viñuela donde se muestran destacables piezas de artistas fundamentales de los siglos XX y XXI de artistas como Goya, Picasso, Kandinsky, Ai Weiwei, Olafur Eliasson, Dan Graham, Joseph Beuys, Thomas Hirschhorn, Tacita Dean o Katharina Grosse.

Una fortaleza de las cuatro virtudes cardinales del cristianismo, ésa que tal y como define la RAE consiste en vencer el temor y huir de la temeridad; porque sí y solo así se entendería el resultado de tanto esfuerzo y trabajo.

En uno de mis últimos viajes, de esa época en la que ahora casi podríamos denominar como aquella en la que viajábamos impunemente, fotografié en un afamado museo la siguiente cita: «¿Para qué sirve la cultura? Para poder elegir, para aprender a vivir. Es una escuela de libertad, más importante y valiosa que nunca, porque vivimos tiempos de una extraña violencia. La cultura es la vida misma. El arte nos recuerda, de repente, lo que es la vida. Y la finalidad del arte es defender la vida. ¿Por qué soy pintor? Para infundir belleza en el mundo (Martial Raysse, 2015)».

Ayer se inauguró un espacio, una colección que es ya referente mundial en arte.

Me siento muy orgullosa de Extremadura, de Cáceres, me siento orgullosa de quien con esfuerzo, tesón y entusiasmo se sitúa en el mundo mirando de frente. Construir un castillo quizá pueda ser fácil, pero aquí, nunca ha sido nada fácil, y quizá por eso lo que verdaderamente me apasionen son esas fortalezas repletas de sueños, talento, historia y vida. Detrás de unos ojos repletos de curiosidad, repletos de lucha.

«El arte es un derecho y una necesidad» Helga de Alvear.

*Filóloga y diputada de PSOE