WLwa conferencia de presidentes autonómicos, promovida por Zapatero para plasmar la realidad plural de España, ha echado a andar. Reunir a los presidentes del Gobierno y de las 19 comunidades y ciudades autónomas es un paso decisivo e irreversible hacia una nueva cultura política. En palabras de Rodríguez Ibarra , marca el final de la visión centralista del Gobierno. Con el cónclave se reconoce que el Estado lo gobiernan la Administración central y las autonómicas, y que éstas deben mantener una colaboración eficaz, estable e institucionalizada, que respete sus competencias y no dependa del color político o el humor de quien esté en la Moncloa. Algo que han entendido algunos responsables regionales del PP, como Manuel Fraga, que esquivó hábilmente la tentación de los dirigentes de su partido de bloquear este nuevo órgano de dirección política. Esta conferencia no sólo tiene un valor simbólico. Que haya consenso sobre la reforma, con fecha fija, de la financiación de la sanidad; que se impulsen los encuentros sectoriales, para concretar la cooperación entre las administraciones, y que se convenga en regular la presencia autonómica en la UE son avances importantes. Muestra inicial de lo que puede dar de sí el diálogo institucional.