El presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps , que vive en medio de las dudas sobre su probidad, respondió a los periodistas que le preguntaban si iba a haber dimisiones en su partido, que el que tenía que dimitir era Zapatero. Una contestación que ni siquiera es ingeniosa y que lo único que muestra es la falta de argumentos para hacer frente a las sospechas de corrupción.