He vuelto a pasear por Cáceres. Que no es sacar al perro alrededor de la manzana ni ir al supermercado en modo astronauta. He vuelto a pasear por Cáceres y qué hermoso es ver sonreír los ojos de los amigos aunque no veas su boca y qué perfecta la alegría sincera del reencuentro y la permanencia de los afectos y la seguridad de que lo fundamental sigue vivo.

He percibido el latido de la ciudad amable y el sosiego y calor humano bajo las mascarillas de una población que será seguro más pobre tras este tiempo horrendo, pero que se levanta. Las terrazas abren, las tiendas ofrecen, la vida ha vuelto y hay que prepararse para lo que venga, sí, pero también para disfrutar. Y me he reencontrado con mis compañeros del instituto y he visto que estamos tocados pero dispuestos. Y ahora es el momento de interpelar a las autoridades para que sigan el ejemplo del pueblo que administran. Es ennoblecedor afirmar que saldremos más fuertes pero no solo por repetirlo se va a cumplir. Hay que trabajar sin dejarse llevar por el desaliento y no usar la pandemia para eludir el reto y la responsabilidad. Porque, más allá de vaguedades y de ya se verá, deberíamos tener seguridad en Educación de soluciones rigurosas y reales para enfrentar un septiembre incierto. Ya se debería haber desmentido con rotundidad el anunciado recorte en personal. Ya deberíamos saber qué planes hay sobre las estructuras necesarias para escolarizar al alumnado, más allá de la obviedad de que se utilicen todos los espacios, tanto más cuando gimnasios y aulas de música o audiovisuales se usan a diario y los responsables educativos lo saben. Y ya deberíamos conocer cuáles son las inversiones que se plantean para dotar a los centros de capacidad para las clases on line de ser necesarias, sin recurrir a los medios personales del profesorado.

Ahora más que nunca es la hora de buscar el dinero donde haga falta, de la colaboración de las administraciones, de la comunicación fluida entre autoridades y funcionarios y de la transparencia.

Y no de volver con la frente marchita.

* Profesora