Escritor

En un principio lo mandaba Dios. Las gentes miraban hacia arriba y decían: "Será lo que Dios quiera". Y Dios iba dosificando. Unas veces más adelantadamente que otra, te mandaba una ola en octubre, y eso daba lugar a que alguien dijera: "Va a ser un año de frío". Otro contestaba: "Año de nieves, año de bienes", pero había que tener una finca, o sea, ser propietario.

Un día un pastor observó que, para llover, el aire se tenía que poner entre Lisboa y el cabo San Vicente. Con el aire al contrario, todo lo más se caían un poco más rápido las hojas. Al aire que venía de ese lugar extraño, dieron en llamarlo "el charco", y así se introdujo una forma de definir la situación:

--Parece que va a llover, porque el aire viene "del charco".

Y tarde o temprano llovía. En Badajoz, por el año 48 cayó una nevada que fue un asombro. Las gentes, la hermosa gente, en lugar de hacer lo que manda hoy Aznar, que es quedarse, salíamos todos a la calle a tirarnos bolas de nieve. Se rompían algunas caderas, pero sólo contar que habías salido a disfrutar de la nieve, ya era vivir una hazaña.

Hoy todo es sombrío. Aparece Aznar como un lechuzo a darnos malas noticias que se va a hacer esto y lo otro. Coño, hágalo y déjenos en paz. Pero les puede el odio, y sale reunido con empresarios que ahora va en serio, y que ya pueden temblar los delincuentes.

Los de Gescartera están todos encantados. Hasta los que invirtieron están contentos. Yo, por lo menos, no le he visto una mala cara a Hernández Sito. Todos encantados.

Sólo frunces el ceño con el Prestige , que lo ha hundido el PSOE, y por supuesto el frío lo debe mandar el PSOE también.

Después el PER con Floriano y sus cuellos de camisas. Yo lo veo y ni lo escucho. ¿Quién lo escuchará? ¿Vieron a Celdrán? Pues en el 36, además, te pegaban un tiro.