TDtesgraciadamente esta semana se ha visto cumplida una de las premoniciones que de vez en cuando nos pasa por la cabeza a quienes vivimos en una zona rural, y más concretamente en la comarca cacereña de Las Villuercas. Un joven ha perdido la vida en Castañar de Ibor como consecuencia de un accidente, al que se le ha sumado la falta de cobertura de telefonía móvil en el lugar de los hechos. No ha sido el primer caso, ni será el último mientras que desde los poderes públicos no se exija a las operadoras mayor esfuerzo inversor.

Estamos hablando de una comarca con vocación y tradición cinegética, donde todas las temporadas se organizan un buen número de monterías con posibilidades reales de accidentes. Pero además, la zona en cuestión dispone de una gran superficie de espacios protegidos, potencialmente visitados y transitados por turistas, naturalistas y un buen número de personas, que se adentran en el bosque, recorren sus caminos o circulan por sus carreteras. Por todo ello, en pleno siglo XXI no podemos permitir que existiendo tecnología para ello, alguien pueda perder la vida por la falta de ciertas instalaciones, determinantes en zonas como esta. Este nuevo caso debe hacernos reflexionar a todos, pero especialmente a quienes han de promover la instalación de antenas (compañías y empresas suministradoras) y a quienes desde el poder político deben exigirles que garanticen el servicio en todos los rincones de cualquier municipio, de la misma manera que se ha hecho --o al menos se ha comprometido-- con la TDT, una cuestión obviamente banal y sin riesgo alguno para la ciudadanía, comparada con la cuestión que nos ocupa. Espero que la nueva Ley de Desarrollo Sostenible para el medio rural que comenzará a desarrollarse en breve, contemple la realización de esas infraestructuras tan necesarias. Y sobre todo deseo, que determinados sectores no se opongan a su instalación, porque --al menos para mí-- la especie más importante a preservar en el mundo rural, es sin duda el hombre.