TStólo dos Universidades europeas --Cambridge, segunda, y Oxford, décima-- están entre las 50 mejores del mundo y sólo dos españolas --la Autónoma de Madrid y la Universidad de Barcelona-- entre las 200 primeras. Sólo este dato, elaborado por la Universidad de Jiao Tong de Shangai y recogido por el responsable del Informe Pisa, Andreas Schleicher , nos debe servir para reflexionar y cambiar el rumbo. Es un deporte español y europeo despreciar al T o Sam, pero cerca del 40% de los estudiantes que estudian fuera de sus países, eligen Estados Unidos para hacerlo. Por algo será. Más del 10% de los jóvenes entre 15 y 19 años de Francia, Italia, Eslovaquia y Turquía ni estudian ni trabajan. En España la cifra es de sólo el 7,3%, aunque el índice de fracaso escolar de los estudiantes españoles en esas edades se acerca al 30%.

España y Europa están perdiendo la carrera de la educación frente a Estados Unidos y Japón. Las Universidades españolas, creadas en los últimos 25 años como si fueran fábricas de tornillos, producen poco y malo, entre otras razones porque invertimos la tercera parte del PIB que Estados Unidos y poco más de la mitad que Japón o la media europea, pero también porque han entrado profesores en aluvión, faltos de preparación y experiencia y que viven de espaldas a la sociedad.

La Universidad española atraviesa uno de los peores momentos de su historia, pero quiere seguir manteniendo los viejos privilegios: nadie controla su calidad, nadie vigila la utilización adecuada de recursos, siguen gestionándose como si fueran cortijos y no empresas, y lo que preocupa es encontrar nuevos alumnos. Como ahora no llegan por la vía normal, reducen los cursos de las carreras y duplican los cursos de formación o master o postgrados. No es un buen panorama para la competitividad que tienen que mostrar las sociedades modernas. Es cierto que falta dinero, pero invertir más no garantiza mejores resultados sino, muchas veces, más despilfarro. ¿Queremos, de verdad, que nuestros hijos sepan y se formen o simplemente que aprueben y pasen curso? Ahora que se debate la Ley de Educación en el Senado, bien harían los políticos en promover reformas que garanticen que o invertimos en capital humano o España será un desierto sin futuro. Ese sí que es un debate fundamental.

*Periodista