El sábado, los radicales palestinos de Hamas renegaron del alto el fuego prometido por el primer ministro palestino Abu Mazen en la cumbre tripartita de Aqaba, en presencia del presidente Bush y del primer ministro israelí Sharon. Ayer, activistas palestinos mataron a cuatro soldados en Gaza y ellos mismos perecieron en el ataque. ¿Ha fracasado la Hoja de ruta antes de entrar de hecho en vigor?

Es evidente que el fin de la violencia es una condición inexcusable para hablar de paz en Oriente Próximo. Incluso Hamas había negociado un prolongado alto el fuego con el ministro de Seguridad israelí Mohamed Dahlan, cuyas buenas relaciones con la CIA son conocidas. La Hoja de ruta falla exactamente por donde se esperaba: las dificultades de desmilitarizar la Intifada y de que las promesas territoriales de Sharon sean reales.

La investidura de Abu Mazen, un moderado, ha sido una operación artificiosa e impuesta a Arafat con la apariencia de ser únicamente una designación israelo-americana. Sin base política propia, el primer ministro debe negociar, pero aún debe lograr ser percibido como un compañero de liberación nacional de los resistentes, no como un socio de los adversarios.