TTtiene usted unos bomberos que no se los merece! , le dije al presidente de la diputación que venía con una caja de tortas del Casar en la mano.

Sus musculosos muchachos han llevado el nombre de la diputación y hasta el de Cáceres a la televisión y han liquidado el aburrimiento cacereño con un erótico golpe de glúteo, una forma de protesta mucho más desenfadada y fresca que cortar carreteras o quemar ruedas de automóviles, aunque, eso sí, un poco rayada; pero ya se sabe que hay más hombres que ideas y buenas son éstas si rebajan la tensión y entretienen al personal. Además, es bien sabido, que en todo español, desde niño, hay un bombero agazapado deseando tirar de manguera y salir en televisión. Más que sutileza o sarpullido freudiano, para ellos la cosa parece de urgencia vital: cuando anda en juego una pasteriza de 450 euros/mes, la gente se baja los pantalones ante quien sea, por mucho que el resto de contribuyentes considere que estos play boys castizos han puesto el caché por las nubes: como si no les dieran de comer en la diputación.

--No es el caso , responde el presidente, a quien ya se le iba calentando el queso.

--Entonces, señor Tovar , ¿les damos o no les damos una torta?

*Licenciado en Filología