TCtomo diría Octavio Paz , el humo se ennoblece en el Vaticano y se degrada en la asfixia. Nunca una humareda fue tan noble y celebrada ni su señal llegó tan envuelta en gozo: hay Papa.

Los creyentes celebrarán con vítores y campanas el mensaje urbi et orbi de este medio de comunicación y los no creyentes reflexionarán sobre lo que significa que en la época de la globalización y la profusión mediática, un hilo de humo encienda el mundo.

Este no es el humo dormido de Gabriel Miró , ni el humo de pajas vacuas, sino el que calienta y anuncia misterios tan accesibles al corazón humano como incomprensibles a la inteligencia terrenal; es el medio débil, --lo flaco para confundir a los fuertes-- que proclamará al universo entero que la voluntad divina se hará tanto en la tierra como en el cielo.

Con la fumata blanca desapareció el cardenal Ratzinger y nació el Papa Benedicto XVI : el orbe entero seguirá pendiente de esa Roma sin rival, sin tiempo, imperial y perecedera, tradicional y revolucionaria, moderna y conservadora, esperando que ningún humo asfixie ni a la teología de la liberación ni a la iglesia de la mujer: desde la luminosa columnata de Bernini , nobleza obliga.

*Licenciado en Filología