Existe una visión ramplona de los funcionarios, pero la función pública está formada en gran mayoría por colectivos que nada tienen que ver con el burócrata estreñido que detrás de la ventanilla escupe "vuelva usted mañana".

Por eso nunca faltan quienes sacan la situación privilegiada , el tópico de la estabilidad que carecen otros trabajadores. Aunque lo anómalo es que carezcan de ella, por eso nos acostumbramos a la precariedad. La estabilidad en el empleo debería ser un derecho de todo trabajador. Eso es igualdad.

Hace unas semanas debatí con una joven diputada socialista sobre aspectos de política general, a lo largo del debate lo más sorprendente fue el concepto patrimonial que el PSOE tiene de la igualdad. Es como si tuvieran sus escrituras debajo del brazo. Por eso mismo no deja de ser curioso el sermón de quienes desde el púlpito, predican el reparto del trigo y se olvidan de los mandamientos en línea de tierra.

Siempre creí que la igualdad es una situación según la cual las personas tienen las mismas oportunidades, un derecho constitucional, pero a juzgar por el calvario de los funcionarios de Justicia, que llevan más de medio mes de huelga, ante la falta de entendimiento con el ministro Bermejo , derrochón e incapacitado para resolver una huelga que ha unido a todas las centrales sindicales y apoyada por jueces y fiscales. El ministro va de sobrado y con sus desplantes están echando arena en las bisagras de la administración de Justicia.

No sé si sabrán que los empleados públicos carecen de revisión salarial que les compense de la inflación, en igualdad de condiciones a cualquier otro trabajador. Los mismos que se quedaron sin agujero en el cinturón durante la crisis del 93 al 96, la de Felipe González , telonero del talante.

La raíz de la huelga es una reivindicación tan justa como la homologación salarial. A igual trabajo, igual salario, con independencia de estar trabajando en la Administración general o en otra comunidad autónoma. Eso es igualdad.

No sabemos cuánto durará esta huelga que tiene paralizados los juzgados y animando el cotarro en las concentraciones socialistas. Tampoco sabemos qué opinarán quienes se sientan en los escaños de la casa común y que ayer tenían responsabilidades en el mundo sindical. En boca cerrada no entran moscas.

*Diputado del Partido Popular