Cada vez son más los ciudadanos que piensan que los empleados públicos son los culpables de todos los males que sufre esta piel de toro, de un tiempo a esta parte pellica de comadreja. Llegan a calificarlos de casta de vividores y parásitos que han accedido a un puesto por la cara y de por vida. Según ellos, tienen a España en el chasis y viven de la mamandurria y de la dolce vita .

Por si aquéllos eran pocos, ahora paren las cajas de ahorro, y dicen que la culpa de la crisis económica no la tiene el Gobierno, que hablaba de recesión cuando la crisis nos ahogaba, ni los banqueros, aunque se embolsen verdaderas fortunas (Alfredo Sáenz , 9,6 millones de euros al año, Emilio Botín , su hija Ana , 3,5 millones o Francisco González , director del BBVA, 5,7 millones), ni tampoco de los especuladores del ladrillo (ochocientas mil viviendas al año).

La fundación de Cajas de Ahorro (Funcas) sale por peteneras y recomienda reducir el empleo público y los salarios de los funcionarios para sanear las cuentas de las administraciones públicas. No dicen en su informe que dieciséis cajas de ahorros presentan un ratio core capital por debajo del 7%, mientras que otras tantas ni siquiera publican este dato, y que van a ser deficitarias de modo inminente, si no lo son ya.

Ni el Gobierno ni el Banco de España han intervenido para realizar una reforma integral de la legislación de las cajas que minimicen o, mucho mejor, eliminen el peso político de todas ellas (la mitad del sistema financiero español está en manos de intereses partidistas) y se encuentran al borde de la quiebra, pero eso sí, que fumiguen la plaga de funcionarios, que se están comiendo el país por los pies .

Para esta tropa los funcionarios no son servidores públicos que han dedicado gran parte de sus vidas al estudio y a la preparación para ser buenos profesionales, sino sabandijas, gusarapos o musarañas.

Y digo yo, ¿acaso sobran médicos o personal sanitario en nuestro país? ¿Qué sucede con las listas de espera? ¿Son un invento? Serán entonces los profesores y los maestros quienes estén de más. Sí, esos profesionales que, aunque desarrollan una labor poco reconocida socialmente, no sólo enseñan y preparan para la vida a sus alumnos, sino que ejercen de padres y de abuelos, de psicólogos, de monitores de tiempo libre, de entrenadores deportivos, de confesores- ante la dimisión de las familias, que en muchos casos no realizan las tareas que le corresponden. Pues todo ese elenco de profesionales que necesita cada familia para atenderles a ellos y a los suyos no son parásitos ni sanguijuelas, sino funcionarios.

Podría seguir con jueces, bomberos o fuerzas de orden público, pero no creo que valga la pena. Espero que el ministro Corbacho no aproveche el tirón y culpe a esta gente de la economía sumergida (20% PIB) que saca los colores a España.