WEwduardo Fungairiño deja de ser fiscal jefe de la Audiencia Nacional. Se va por la misma vía que llegó: la voluntad de sus superiores. En 1997 Jesús Cardenal , fiscal general del Estado en la etapa de Aznar , le designó pese a que sus compañeros de carrera votaron tres veces mayoritariamente en contra de su candidatura. Ahora pide el relevo para anticiparse a la destitución. El actual fiscal general, Conde-Pumpido , está harto de sus desobediencias e incumplimientos, que torpedean la unidad de acción de la Fiscalía.

Aunque el Partido Popular se rasgue las vestiduras y hable de depuración, este relevo es un acto político-administrativo coherente con el diseño de funcionamiento del Ministerio Fiscal en la democracia española. El fiscal jefe tiene que ver con la lucha antiterrorista, y es lógico que si, además de sus demostradas incorrecciones, encima es poco idóneo para la posible etapa del final de ETA, no continúe en el cargo. Porque la justicia española ya está ocupada por demasiadas personas que, más allá de la natural división de poderes, no es que sean independientes del actual Gobierno, sino que están en excesiva sintonía con el Gobierno anterior, con el partido que las urnas han situado en la oposición.