TCtada vez más niñas y mujeres practican fútbol. Y cada día en esos campos están dando lecciones de técnica y deportividad. Son muchos los padres que desde pequeñas están comprometidas con sus hijas preocupándose de llevarlas a los entrenamientos, de participar en sus clubes y de exigir, con razón a la Federación de Fútbol, que las apoye y las incentive, porque se merecen jugar al deporte que les apasiona, que les gusta y del que se sienten muy orgullosas de practicar. De hecho, cada año aumenta el número de licencias, y el nivel de nuestro fútbol femenino es muy bueno. Hay grandes jugadoras españolas en ligas de otros países profesionalizadas, caso Laura del Río, verdadero ejemplo de brillantez futbolística y con un gran compromiso con el fútbol femenino.

Pues bien, en fechas muy recientes en un partido que enfrentaba a Fuensalida y CFF Albacete B y, tras una jugada de un presunto gol fantasma, las jugadoras del equipo contrario recriminaron al árbitro su no proximidad a la jugada y la dudosa decisión tomada, al respecto. Y éste, les espetó algo así como que por qué protestaban total eran las últimas, insistiendo acto seguido cuando le sacó una amarilla, bajo el epígrafe de guapa. Bajo el esperpento arbitraje de falta de consideración en este caso a las jugadoras. Insistiendo en esa dirección a lo largo del partido, menospreciando a las componentes del equipo del Albacete B. De tal punto, que ya el equipo técnico del conjunto del Albacete decidieron retirar el equipo en pleno partido, ante lo que consideraban un trato vejatorio y de menosprecio a las jugadoras de entre edades de 13 a 16 años.

Un espectáculo lamentable, que, a pesar de un supuesto arrepentimiento posterior del árbitro no es óbice para que se tomen medidas, en este caso, por parte del comité de árbitros. Y se lleve a cabo una seria reflexión sobre la banalización que, en ocasiones, se produce en muchos espectáculos deportivos en el que son protagonistas mujeres deportistas. Este es un hecho que dada la trascendencia pública que ha tomado sirve como nota puntual a lo que se produce en muchos campos de fútbol de menosprecio a jugadoras por ser sentida como deportistas ajenas a este deporte. Sin entender que el fútbol femenino representa uno de los deportes en mayor crecimiento de nuestro país. Y lo que es más importante, en un potencia que hoy es España en este deporte, sucumbir al menosprecio y no hacer nada de este tipo de comportamientos, va en detrimento de las futbolistas y del propio deporte del balompié.

Ha estado bien la actitud de las chicas en sacar, vía redes sociales, a la luz este tipo de menosprecios, llevado a cabo por un supuesto árbitro; y por otro lado, incidir en la reprobable conducta de un deportista más, en este caso, el árbitro, que si los hechos son tales como parecen sucedieron denotan una falta total de sintonía con el espíritu deportivo que entraña el deporte del fútbol. Y además, hay que incidir, que fue acertada aunque drástica, la postura del equipo técnico de retirarse del partido ante lo que consideraron un menosprecio a las deportistas, y a las mujeres deportistas. Pues nadie tiene que soportar este tipo de humillaciones públicas. Y más viniendo del ámbito deportivo, del que siempre se predica el baluarte de valores que representa.