Hoy domingo habrá fútbol. Al rechazar la sala de lo social de la Audiencia Nacional la petición de suspensión cautelar de la 17 jornada de la Liga, hecha por el sindicato de futbolistas AFE por incumplimiento del convenio colectivo, los jueces han otorgado una victoria tangible a la patronal, la LFP, y otra moral a los jugadores. Los primeros han logrado que se reconozca el valor administrativo del calendario aprobado en julio y comunicado a la AFE un mes antes; el sindicato ha visto reconocida la vigencia de su convenio. Pero hay dos puntos que merecen alguna reflexión. En primer lugar, la decisión de la sala de no entrar en el fondo del asunto al considerar que el recurso de la AFE debía haberse presentado ante la sala de lo contencioso. Lo cual, en la práctica, obliga a los futbolistas a jugar hoy, porque no podrían presentar recurso hasta mañana lunes, a pesar de que los jueces reconocen que la LFP ha incumplido el convenio colectivo. La segunda reflexión hace referencia al error conceptual cometido por los abogados de la AFE, que dieron por hecho que debían dirigirse a la sala de lo social. Se trata de un defecto de forma, pero es un hecho que cuando hay tantos intereses en juego --las televisiones, los clubs, los contratos publicitarios-- el rigor en los procedimientos ha de ser máximo. Es de agradecer que en medio del galimatías, los jugadores no hayan perdido los papeles, como los controladores, hayan recurrido a los tribunales y acaten su decisión.