Se termina esta legislatura en la Asamblea y en más de una ocasión se nos ha interpelado sobre la futilidad de nuestro trabajo. Sobre si tenían sentido las propuestas que elevábamos al Gobierno. Sobre si merecían la pena las leyes que debatíamos. Sobre si llevaban a algún puerto las reuniones y actos que celebrábamos con colectivos o con personas con inquietudes de todo tipo.

Y, ahora, en un momento de balances, es determinante dejar bien claro la efectividad de nuestros esfuerzos. El ver cómo, entre todos, hemos contribuido a mejorar la vida de la gente.

El mero hecho de aprobar durante estos cuatro años 40 leyes de muy variada condición con el apoyo de todos los grupos políticos presentes en el hemiciclo, es un buen indicador de que vamos por el camino correcto.

Muchas veces, fundamentalmente cuando trato con escolares, se sorprenden si les decimos que las votaciones, tanto en Pleno como en Comisión, no son blanco o negro. Es decir, que muchas propuestas han salido adelante con el apoyo de PSOE y Podemos, otras con el de Podemos y PP, otras con el de PSOE y PP, Ciudadanos ha votado también con todos y, más de las veces que algunos creen, han sido aprobadas por unanimidad.

Y, como nos recordaban esta semana en un acto, Ramón Rubial dijo en una ocasión que la política se hace con el BOE. Es decir, las leyes una vez publicadas, cambian la vida de la ciudadanía. Están para cumplirse y sus preceptos modifican muchas pautas de conducta que si ellas no se verían alteradas.

Por otra parte, en la Asamblea hemos tenido la ocasión de acoger numerosas actividades culturales y sociales. Ha sido la casa de los representados. Allí, hemos escuchado música, disfrutado de la pintura y de las artes, aprendido con extraordinarios oradores, ampliado los curriculum con cursos….

Por último, hemos escuchado a los que nos tienen como referentes. En este periodo de tiempo han pasado por nuestros despachos un sinfín de personas con preocupaciones, con ideas, con sugerencias, con quejas, con protestas o con alegrías de ver cómo sus planteamientos tenían resonancia entre aquellos a quienes los votantes habían decidido colocar en un privilegiado y responsable a su vez, puesto de representación.

Por tanto, de fútil nada. Ha sido muy importante, a mi juicio, nuestra labor.