LA CRISIS DEL CORONAVIRUS

La futura brecha en las aulas

Aida Revelles

Con el cierre de escuelas, la educación ha tenido que adaptarse a la situación y esto va a provocar una gran brecha educativa. En primer lugar, porque hay muchos alumnos que no disponen de los medios para seguir las clases de manera virtual ya que no tienen suficientes ordenadores para toda la familia o porque directamente no tienen ninguno. En segundo lugar, los profesores se tienen que adaptar a nuevas maneras de enseñar y evaluar. Pero ahí no termina el problema, suponiendo que el alumno dispone de un ordenador para conectarse y el profesor se ha esforzado para proporcionar una enseñanza de calidad adaptada a la nueva realidad. Existe otro factor muy importante que influye en la brecha educativa: el nivel sociocultural de la familia. No todos los padres se implican de la misma manera en la educación de sus hijos. En una misma clase podemos encontrar padres que se implican en la educación de sus hijos, padres que ejercen de profesores e intentan ayudar al niño a desarrollar las tareas marcadas por el profesor. También hay aquellos que no cuentan con las herramientas o el tiempo para poder ayudar a sus hijos a realizar las tareas. Por último, hay familias que aprovechando que están en casa con sus hijos hacen actividades educativas además de aquello que se enseña en la escuela. Será muy difícil encontrar un equilibrio en una misma clase cuando vuelva la normalidad. El sistema educativo debería adelantarse al problema y buscar alguna solución, como crear grupos de refuerzo después de clase, para eliminar o disminuir la brecha que se está construyendo actualmente.

LIBERTAD DE EXPRESIÓN

El ruido de las cacerolas

Manuel Blanco

Sociólogo

Las protestas en contra del Gobierno y el estado de alarma se han extendido en Madrid desde el barrio de Salamanca a otros barrios y sobre todo a nuestras conversaciones. La tensión que se vive a nivel político ha logrado calar entre la población incluso en un contexto en que todos, como sociedad, afrontamos un peligro común inaplazable. Independientemente de las posiciones de cada uno, todos criticamos a los demás, los insultamos, como si todos tuviésemos algo que opinar y criticar sobre los demás.

Todos estamos hipersensibles, y sin embargo nadie parece estar sensibilizado. Precisamente es por ello que quizá esta sea la mejor oportunidad para pensar en cada una de las personas que han muerto por la pandemia y sentir el peso de ese drama sobre nosotros. Solo comprendiendo que nuestro comportamiento avergonzaría a los muertos lograremos entender que podemos estar de acuerdo o en desacuerdo con determinadas ideas, políticas y acciones; pero lo que hoy ocurre no es un debate, sino una pelea. Nos da igual contra quién, nos sentimos frustrados y estafados porque hemos perdido nuestra vieja cotidianidad y necesitamos desahogarnos. Pero sentirse mal no es excusa para generar rencor y odio hacia otra parte de la ciudadanía.

El tiempo que vivimos está repleto de desafíos y quizá bajo este ruido de aplausos y cacerolas deberíamos dejar algún hueco, aunque sea pequeño, para las palabras. Sin palabras no habrá forma de entenderse y ya es hora de asumir que la sociedad no es nuestra, que la compartimos con los demás. Es tiempo de dejarnos de tanto ruido. Gritar libertad es muy fácil, pero, ¿qué es la libertad?

Rectificar… ¿de sabios?

Miguel Fdez-Palacios Gordon

Madrid

Errar es humano y rectificar de sabios. Cierto. Pero rectificar, una y otra vez, en temas ilusionantes como la derogación integral de una reforma laboral absolutamente injusta, o como el tan esperado anuncio de la salida de los niños a la calle para meterlos en supermercados, no tiene nombre. De verdad que no se comprenden estos fallos garrafales que no hacen sino armar al enemigo. A los que creemos es ustedes, ¿saben lo que desmoraliza el espectáculo? En estas situaciones, fáciles de evitar con dos minutos en el rincón de pensar, los que damos la cara por este Gobierno progresista nos vemos abrumados. ¿Para qué tantos asesores? En cualquier caso, como rectificar es de sabios, frente a la caverna mediática y ultraderechista populista, cuyo único argumento es la descalificación y el no es no, les seguiré defendiendo; pero, por favor, no lo compliquen y pónganlo más fácil.