XDxe satisfactoria se puede denominar la noticia de la próxima redacción, propuesta y aprobación de una ley sobre el Desarrollo Rural en este país, que por otra parte es una de las líneas estratégicas de la política que el PSOE planteó antes de llegar al gobierno, y que demuestra, una vez más, que Zapatero sabe muy bien por dónde se anda.

Si a nivel nacional esto era una necesidad vital, para Extremadura, es aún de mayor capitalidad, y a decir verdad, también aquí nuestro presidente acertó de lleno cuando creó la Consejería de Desarrollo Rural y apostó por el mundo rural como motor de futuro para una región en su mayoría rural.

Sin embargo, las apuestas o las propuestas no tienen sentido si no van acompañadas de recursos fundamentalmente económicos, y esto lo digo con conocimiento de causa, como integrante de un Grupo de Acción Local extremeño, con cerca de diez años de experiencia en la comarca cacereña de Las Villuercas, Ibores y la Jara. Mucho se ha avanzado en el mundo rural desde que la Política Agrícola Comunitaria (PAC) a través de la iniciativa LEADER y los Programas Operativos de Desarrollo Endógeno (PRODER) se implantase en la práctica totalidad del territorio rural de Extremadura, como así se demuestra en las cifras de inversiones y empleo creados desde la gestión local y participada de este tipo de programas, desde las comarcas de Extremadura y por los agentes económicos y sociales que operan en estos territorios.

También ha habido fallos que han servido de autoaprendizaje para, entre unos y otros, situar a Extremadura en la vanguardia del desarrollo rural en España y en Europa.

Como quise subrayar al comienzo de estas palabras, toda legislación que se precie debe estar dotada de recursos económicos, y si el destino de ésta es el desarrollo y sostenimiento del medio rural, esto cobra mayor relevancia.

De todos es conocido la reciente aprobación del Reglamento del FEADER, fondo que se destinará en el territorio de la Unión Europea a este tipo de políticas, que siempre será insuficiente si no va acompañado de otros fondos que, las distintas administraciones (nacional, autonómica y local), deben poner en manos de quienes lo necesitan para llevar a cabo las iniciativas y proyectos, siempre de ardua y difícil ejecución en este tipo de territorios.

Sin duda los que por suerte vivimos en las zonas rurales demandamos este tipo de políticas, porque sentimos la necesidad de mantener nuestros pueblos intactos, nuestras tradiciones y costumbres, nuestros productos y nuestro entorno.

Se hace preciso equiparar en servicios, pueblo y ciudad, de manera que lo mismo que se nos mide por la misma unidad a la hora de pagar impuestos se nos equipare del mismo índice de bienestar social y calidad de vida. El ejemplo más claro lo tuvimos con la inclusión de la banda ancha en los territorios rurales de Extremadura, que finalmente y después de un retraso de años con respecto a la ciudad, hemos conseguido introducir gracias al esfuerzo de la comunidad autónoma.

Los ejemplos serían muchos y de todo tipo, como para justificar por sí solos la necesidad de apostar por la igualdad entre mundo rural y urbano.

Finalmente hay que decir que esta propuesta lanzada por Zapatero será un éxito si además de la dotación económica, se redacta con la participación de los Grupos de Acción Local representados por la Red Española de Desarrollo Rural, por las organizaciones agrarias, con las mancomunidades de municipios y con todos los sectores sociales que, de una forma u otra, se ven afectados por este tipo de decisiones. Seguro que lo que es indiscutible e incuestionable desde la óptica del futuro de los que viven en el mundo rural, será un fracaso y un motivo de crítica hacia el gobierno del PSOE, como se viene realizando de manera constante por algún partido político que no fue capaz de poner en marcha tan ambicioso proyecto cuando tuvo la oportunidad de hacerlo hace unos años.

*Técnico en Desarrollo Rural