El pimentón de La Vera es desde hace décadas uno de los productos estrella del sector agroalimentario extremeño. Su elevada calidad es una seña de identidad reconocible en toda España, lo cual ha derivado en un espectacular incremento de ventas. Hasta aquí todo correcto. El problema estructural surge cuando las industrias veratas llegan ya a comercializar el doble del pimentón del que produce la comarca. Ello revela que la materia prima local se adultera. Las empresas vinculadas a la denominación de origen están respetando a rajatabla los condicionantes de calidad, pero no así otras industrias que mezclan la especia con mercancía procedente de Perú, Chile, Sudáfrica, Brasil o China para vender con menores costes. Y todo ello amparado bajo la ambigua marca Envasado en La Vera . Obviamente, esta actividad es legal, pero si no se controla puede menoscabar a medio plazo la imagen de un sector cuyo éxito en los mercados se basa precisamente en la calidad. Urge, por tanto, que el sector pimentonero tenga claro por dónde pasa su futuro. Un crecimiento desmesurado e incontrolado del made in La Vera puede acabar teniendo un efecto contrario al que se pretende y quizás pueda matar a la gallina de los huevos de oro .