Durante los días de Semana Santa, tranquilos este año como hacía tiempo que no lo eran, he dedicado mis horas libres a preparar la presentación para la charla que daré dentro de unas semanas en la facultad en la que hace ya algunos años terminé mis estudios universitarios. Un coloquio que tendrá como eje central el presente de las Ciencias de la Información y la Comunicación, un punto con el que iniciar el camino para conocer el pasado y reflexionar sobre un futuro que ya se empieza a vislumbrar con más o menos claridad.

Si hay dos fechas claves en la historia de la comunicación, y una es el descubrimiento de la imprenta por parte de Gutenberg , la otra sería, indiscutiblemente, el nacimiento de internet. Su evolución hasta nuestros días y su implantación como plataforma hegemónica para la transmisión de los contenidos actuales lo corroboran. Lo sucedido el pasado sábado en Reino Unido inicia un nuevo camino y marca un punto de giro trascendental.

Treinta años después de su lanzamiento, el europeísta periódico británico The Independent ha publicado su última edición en papel. Después de haber diezmado sus ventas en los últimos años, y haber aumentado notablemente su influencia a través de internet, la estrategia empresarial ha pasado por dar un golpe en la mesa, poner toda su atención en una edición digital y decir adiós al tradicional papel.

En el desarrollo de internet ha habido momentos de confusión, de usurpación y de auténtico descontrol. Con el asentamiento de la red de redes como principal vehículo de transmisión son necesarios otros desarrollos: la regularización de los contenidos y una apuesta firme por la calidad son claros ejemplos, además de borrar la extendida idea de que en determinadas plataformas todo es gratis. Con el cierre de la edición en papel de The Independent se pone encima de la mesa una nueva perspectiva, un nuevo modo de hacer periodismo. Un storytelling que cambia de soporte, pero que deberá seguir manteniendo los principios básicos de rigor y calidad; una nueva vía a la que poco a poco se deberán de ir sumando quienes quieran sobrevivir en el mundo de la comunicación, y quienes aspiran a seguir siendo líderes en la generación de opinión.